Los 10 leprosos

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Pbro. José Manuel Suazo Reyes

El evangelio que escucharemos este domingo (Lc 17, 11-19), nos habla de la curación de los 10 leprosos, donde sólo uno regresa a dar gracias al Señor por la misericordia que le ha manifestado a través de su curación.

La narración destaca varias etapas que vale la pena tener en cuenta. Todo empieza con una súplica colectiva a Jesús: Jesús maestro, ten compasión de nosotros. Se sigue con una mirada de parte de Jesús y una orden de ir a presentarse a los sacerdotes. Mientras van de camino para ejecutar la orden de Jesús, sucede la curación: San Lucas insiste en que quedaron limpios de la lepra. Uno de los que quedó curado regresó a dar gracias, era un samaritano. La narración se concluye con un reconocimiento de la fe de aquel samaritano: TU FE TE HA SALVADO.

La narración bíblica está llena de enseñanzas, mismas que ahora resaltamos.

Dios se muestra misericordioso con quien suplica su compasión. La misericordia de Dios es muy grande en relación con la conducta humana. En este caso, ante la súplica que hacen aquellos leprosos: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”. La misericordia divina se muestra con la curación de la lepra. Un hecho realmente prodigioso. Es importante resaltar además, como se muestra en este relato, que todo el que se acerca a Dios con un corazón humilde, reconociendo su indigencia y su necesidad, Dios no lo rechaza, al contrario le muestra su misericordia y su bondad como es el caso de estos leprosos.

El proceso de la purificación. Nos dice el evangelio que la curación de aquellos leprosos sucede mientras iban de camino. Esto nos recuerda que las señales que Dios nos da a través de la fe, no son actos mágicos sino resultado de un proceso de obediencia a la palabra de Dios. Aquellos leprosos fueron enviados a presentarse a los sacerdotes, ellos escucharon y obedecieron la voz de Jesús. Fue en el camino donde fueron curados. Es decir cuando obedecieron a Jesús y se pusieron en camino. Este proceso no lo debe olvidar el creyente. La curación de muchas cosas de nuestra vida, sucede también cuando escuchamos la voz de Dios y colaboramos con su gracia para caminar como Dios manda.

La virtud del agradecimiento. Jesús se extraña de que sólo una persona es la que regresa a dar gracias por la curación. Este era incluso un samaritano. Esto que se cuenta en la narración es como un espejo de lo que nos sucede continuamente. Necesitamos cultivar la virtud de la gratitud. Agradece quien reconoce que los bienes que posee se los debe a alguien o que los ha recibido de alguien. Eso fue lo que hizo aquel leproso. Sabe simplemente que su vida se ha transformado gracias al poder de Dios, y por ello, regresa alabándolo y dándole gracias.
Procuremos cultivar en nuestra vida la virtud de la gratitud, quien es agradecido sabe reconocer de dónde o de quién ha recibido los bienes que posee.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Vocero de la Arquidiócesis de Xalapa

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Párroco en San Miguel Arcángel, Perote, Veracruz.