Por: Nanda Agredano
Amar, admirar y piropear a una madre es algo que de manera innata hacen los hijos.
Sin embargo, debido a una mezcla de envidia, intereses políticos y analfabetismo histórico al que se ha condenado a gran parte de la población hispanoamericana de manera interesada, se ha convertido en algo excepcional que, cuando ocurre, emociona a los que amamos a nuestra patria común de manera especial.
Aún resuenan en la preciosa sala de conferencias de la Sociedad Económica de Amigos del País los emocionados aplausos de un público entregado y embelesado por las rotundas alabanzas del profesor Marcelo Gullo Omodeo, quien, incitado por la Asociación Bernardo de Gálvez, ha venido a presentar la tercera obra de una trilogía iniciada con un título que no dejaba lugar a dudas: Madre Patria.
Por si hubiera algún atisbo de arrepentimiento estéril, continuó nuestro admirado profesor con un segundo libro al que tituló: Nada por lo que pedir perdón.
Y, finalizando esta trilogía, se acaba de publicar el libro que se presentó el pasado día 25 de octubre en nuestra ciudad, por la que ha pasado nuestro autor en medio de su gira por España: Lo que América le debe a España.
La conferencia de D. Marcelo siguió precisamente ese esquema, pues el profesor tiene clarísimo que España se comportó como una madre con América.
Los conquistadores que llegaron a sus costas fueron “hombres valientes, honestos y virtuosos”, que, guiados por el espíritu evangelizador y unificador de los Reyes Católicos, enriquecieron a los pueblos hermanos con la fe, la educación, la sanidad y la lengua común, entre otras importantes aportaciones.
Por ese motivo no es que no haya nada por lo que pedir perdón, sino todo lo contrario, América debe muchísimo a su madre patria, quien, como madre abnegada, no espera ningún agradecimiento, pero lo recoge con sincero cariño a través de nuestros emocionados aplausos y potentes vivas a España y a la Hispanidad, tan vapuleadas por los enemigos de nuestra patria.
Defender esta postura allende los mares, e incluso aquí, en España, no es sencillo, por lo que resulta aún más admirable su aguerrida defensa a ultranza.
Los interesados en teñir de negro nuestros logros no cesan y se extienden a través de los canales más eficaces para ello: la educación y los medios de comunicación.
Gracias a Dios, hispanistas valientes como el profesor Gullo o nuestro querido amigo Patricio Lons, son dignos descendientes de nuestros comunes ancestros, hombres valientes, honestos y virtuosos, que devuelven con un beso a nuestra bandera, que representa todo lo que tenemos en común, todo lo bueno recibido.
Como buenos hijos que aman a su madre, la piropean, la abrazan y la ensalzan. Y nuestra madre los recibe con brazos amorosos, orgullo por sus vástagos y su más sincero agradecimiento.
Volver a unir la familia es el camino y nuestro anhelo, y en eso, queridos amigos, contáis con todo el apoyo que os podamos prestar desde acTÚa Familia.
