El 9 de febrero, durante la mañanera del presidente de México, casi unilateralmente, se tomó la decisión de poner “pausa” en las relaciones bilaterales México-España. ¿El motivo? Que España dejara de ver a México como una “tierra de conquista” decía López Obrador.
Pudo considerarse punto de quiebre para la diplomacia entre naciones, pues los antecedentes no rebasaban las exigencias a España para pedir perdón a México por la conquista, pero, por si fuera poco, se acusó a las empresas energéticas españolas de una “segunda conquista económica” acentuando la “pausa” entre ambos países.
El 2 de diciembre, La secretaria de Estado de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Pilar Cancela, señaló como “superada” la polémica de la relación México-España provocada por López Obrador. Durante un encuentro con empresarios españoles en Ciudad de México, Cancela declaró que todo “está superado, eso ya no existe, está en el olvido”, reanimando la situación bilateral entre ambos paises y mirar al futuro.
Para el gobierno de España, como decía el compositor, “lo pasado, pasado…”, ahí quedan las declaraciones que arremetieron contra el reino de España agarrándose del antihispanismo. Una prueba de esa confianza es el refrendo de España por consolidar las relaciones comerciales ya que Pilar Cancela, amarró importantes acuerdos de cooperación con las empresas Acciomna y BBVA, pertenecientes a los grupos económicos más importantes, no solo de España, sino del mundo, calificados por AMLO como de “saqueadores”. Además, la ministra aseguró que todo el trabajo y desarrollo promovido por las empresas españolas en México es de los factores que fortalecen las relaciones entre ambos países y se debe procurar que la relación sea fructífera.
Por detrás de Estados Unidos, España es el país con mayor inversión extranjera en México. Según datos de la Secretaría de Economía, para 2021, la inversión ascendía a 76,000 MDD, monto integrado por bancos, industrias de telefonía y la industria turística española.
La profunda relación entre naciones es evidente. Cultura, comercio, relaciones familiares, religión. En el actual contexto económico internacional, las fracturas en las relaciones bilaterales son la peor apuesta; hoy más que nunca, México necesita tener cerca y contentos a sus aliados y socios comerciales, sobre todo a los que representan mayor influencia en el país, nunca se sabe en que momento su intervención será imprescindible para salir adelante de cualquier situación y si para eso es necesario “perdonar” o dejar de lado las visceralidades subjetivas. “Ya lo pasado, pasado…”, toca al gobierno de AMLO responder con sinceridad y no con lo típico que le caracteriza: Soberbia, polarización, agarrándose del apolillado patrioterismo y el encono.
