«Lo mejor de Ratzinger está por llegar: no es un personaje del pasado»

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Autor de una de las biografías más reconocidas de Benedicto XVI, ha sido distinguido con el llamado Nobel de la Teología: «El premio es un reconocimiento a la Teología en castellano»

El gran público conoce a Pablo Blanco (Zaragoza, 1964) por ser autor de una de las biografías más completas de Joseph Ratzinger. Pero este teólogo de la Universidad de Navarra, experto en ecumenismo, está también detrás de la divulgación en castellano de muchas de las obras de Ratzinger. Como resultado, es la segunda lengua a la que más ha sido traducido después del polaco.

¿Qué significa este premio para usted?

Es un reconocimiento colectivo a la Teología en lengua castellana, que se hace desde hace siglos, y a la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, en la que trabajo. Todo lo que he podido hacer ha sido gracias a los que me han precedido.

Usted ha escrito una de las biografías más completas sobre Benedicto XVI.

Bueno, la biografía nació casi como un hobby. Me estaba ocupando de su pensamiento teológico, y para enmarcar todo ese panorama, me aventuré en ese estudio biográfico.

¿Qué le entusiasmó de las ideas de Ratzinger?

Por ejemplo, las relaciones entre fe y razón, y la relación con otras religiones. A partir de ahí, fui recorriendo los diferentes campos de su Teología.

¿En qué ámbito reconocemos el Ratzinger más original?

A mí me interesa cómo propiciaba el diálogo ecuménico. Como alemán, abordaba a Lutero y a otros autores protestantes, reconociendo lo válido e interesante y señalando los puntos en los que la teología católica no podía estar de acuerdo.

¿Conoció personalmente a Benedicto XVI?

Lo conocí por casualidad en Roma. Yo era estudiante y estaba atendiendo a las personas que llegaban para un evento. Cuando entró, se acercó y me pidió indicaciones. Me desarmó su sencillez, pues se puso a mi disposición. Leyéndole, me confirmó esa misma impresión: disponibilidad, discreción, respeto, humildad… Es lo que hay en sus obras.

¿Qué lección aprendió de Benedicto XVI?

El modo de estar en la Iglesia, la teología como servicio. Un cierto estilo de vida, ayudar con discreción, normalmente en un segundo plano, pero en primera fila y dando la cara cuando haga falta. A veces su valentía no salta a la vista, pero en su biografía y en sus escritos se ve la decisión con la que afronta las dificultades a las que esté sometida la fe.

¿Piensa que la faceta intelectual de Ratzinger lo alejó de las personas?

Fue una de las mentes más lúcidas de su tiempo, pero no quiso parecerlo. Ese modo de hablar, de escribir, de comportarse, que algunos llamaban timidez, era no mirar a nadie con superioridad. No era la «teología a martillazos» que decía Nietzsche, sino dejar que se manifieste la belleza de la fe. Apostaba por ese elemento racional, de diálogo: proponer, explicar, y que la verdad brille con luz propia.

¿Eran muy diferentes Benedicto XVI y Joseph Ratzinger?

Es la misma persona, con la mismas ideas e historia… pero con una tarea o misión distinta. Como Papa, hay un redimensionamiento, pero sin perder lo que considera esencial. Benedicto XVI renunció a lo personal, pero sin poder perder la racionalidad y la coherencia. Es un equilibrio entre renunciar a la propia personalidad y ejercerla.

Por JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL.

ABC.

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