Mientras Traditionis custodes intenta golpear y hundir la Misa Apostólica Romana para siempre, en Alemania sucede que se celebran misas LGBT, en lugares como el que se muestra en la foto.
Más allá de la bandera del orgullo homosexual, desplegada frente al llamado «altar» y sobre el ambón, se nota la miseria del conjunto: una desolación total.
Más que en la casa de Dios parece estar en la fea antesala de una oficina pública o en un aula sin adornos. Pero todo esto se considera «regular», mientras que la Misa antigua sufre persecuciones sin precedentes.
La foto, explica infovaticana.com , está tomada de un tuit de Artuto Blázquez (homosexual «casado» con un hombre) y muestra la «iglesia» (citas obligatorias) de Sankt Canisius, en Charlottenburg, al oeste de Berlín.
Aldo María Valle
6 agosto 2021.
Celebran una misa por el ‘orgullo gay’ en Alemania
|.Mientras desde Roma se restringe la Misa Tradicional, en Alemania siguen a lo suyo. “¡Anoche estuve en la primera misa católica celebrada en Berlín con motivo del Orgullo LGBT!”, escribía Arturo Blázquez en Twitter el 24 de julio. En Alemania, este mes de celebraciones del colectivo LGTB tiene lugar en julio.
Junto a la publicación, Blázquez compartía una fotografía de la iglesia de Sankt Canisius, en Charlottenburg, al oeste de la capital de Alemania. Junto al altar, una bandera del colectivo LGTB, al igual que el ambón, cubierto por otra.
Blázquez se considera homosexual y está “casado” con otro hombre. Vida Nueva recabó su testimonio en enero de 2020, y en él se consideraba católico y homosexual. “Vivo este revuelto de identidades con el convencimiento de que Dios lo ha querido así, que ninguna es un accidente, que tienen un significado profundo. Vivir abiertamente católico y homosexual significa exponerse a las ironías de esta aparente contradicción: es pensarse muy bien a qué parroquia ir, con quién confesarse, qué contestar cuando me preguntan por mi anillo de casado. Es, también, enfrentarse a la incomprensión de por qué soy miembro activo de una Iglesia que en su Catecismo afirma que mi relación con mi marido es intrínsecamente desordenada”, decía.
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Blázquez confesaba que quería ayudar a que la Iglesia católica “sea más acogedora para los LGBT”. “Pero no por compasión, sino en el convencimiento de que en Jesucristo ya no hay griego ni judío, ni hombre ni mujer, ni homosexual ni heterosexual, sino que somos todos uno en Él”, añadía.
El Papa Francisco publicó el 16 de julio un motu proprio para poner restricciones a la Misa Tradicional, la misa que se había celebrado en la Iglesia desde hacía siglos. Al parecer, los tradicionalistas son una amenaza para la unidad de la Iglesia. Mientras, en Alemania y otros sitios vemos abusos litúrgicos como este, o las bendiciones de parejas homosexuales por parte de sacerdotes del pasado mayo, y aquí no pasa nada. El peligro es la Misa Tradicional.
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