Más de 300.000 personas desplazadas, miles de heridos y cientos de fallecidos, estas son las cifras provisionales de la explosión que ocurrió el martes 4 de agosto en el puerto de Beirut (véase Fides 5/8/2020). “Es una situación terrible y desastrosa y ahora estamos en medio de una total confusión”, informa a Caritas Internationalis Rita Rhayem, directora de Caritas Líbano, cuyo personal ha tomado medidas de forma inmediata para ayudar a las personas afectadas por la explosión.
“La situación es crítica y es la primera vez que nos enfrentamos a una emergencia de esta magnitud, pero no nos detenemos y seguimos adelante para ayudar a todas las personas en dificultad”,
subraya.
“Hay muchos muertos y muchos heridos, y desde el punto de vista sanitario, la situación probablemente empeorará rápidamente debido a los efectos de los gases tóxicos. Caritas Líbano se está preparando para esta eventualidad, pero nuestros centros de salud no tienen los medios para hacer frente a tal eventualidad y las operaciones de rescate se hacen aún más difíciles por la falta de electricidad”.
En la nota recibida en la Agencia Fides se lee que la sede de Caritas Líbano también ha resultado gravemente dañada por la explosión. Según fuentes locales, la oficina había cerrado poco antes de la explosión y, por lo tanto, afortunadamente nadie de entre el personal resultó herido.
“El país se ha detenido y estamos viviendo una pesadilla – dice el presidente de Caritas Líbano, el padre Michel Abboud – No tenemos nada para ayudar a la población. Beirut está devastada y estamos totalmente abrumados por la magnitud de los acontecimientos”.
“Nuestros voluntarios se han movilizado de inmediato para localizar y ayudar a los heridos, que son llevados a nuestros centros de atención primaria, aunque lamentablemente ya están desbordados e increíblemente abarrotados, así como los hospitales. Falta de todo, incluida la comida para sostener a la población afectada”,
dice Rita Rhayem.
Las explosiones han causado otro daño más a un Líbano que ya estaba de rodillas debido a la crisis económica y política, a la violencia, a la pandemia de Covid-19 y a las consecuencias de las sanciones económicas impuestas a Siria – subraya Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis -. “No debemos olvidar cuánto han debilitado a este país los efectos de las sanciones económicas y la violencia y están afectando fuertemente al Líbano, que hoy también tiene que hacer frente a una grave crisis alimentaria”. Aloysius John insta a “la comunidad internacional a intervenir de manera urgente e incondicional para ayudar a la población, a actuar con decisión para aliviar el sufrimiento de los libaneses, eliminando de inmediato las sanciones económicas”.
Con información de Agencia Fides