La finalidad de la Iglesia es la evangelización. Nuestro Señor, antes de ascender a los cielos, fue muy claro con los apóstoles: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio” (Mt 28, 19; Mc 16, 15). Todos los trabajos que la Iglesia realiza tienen ese fin. La Iglesia no educa en ideologías o sigue el recuerdo de un hombre extraordinario. La Iglesia sigue a Jesucristo que está vivo. Los trabajos de la catequesis convergen en la celebración de los Sacramentos, pues ello es hacer presente a Cristo, Dios Vivo.
La evangelización es dar a conocer a Jesucristo. La Catequesis juega un papel esencial en ello, pues busca educar en la fe a las personas, de distintas edades, encausándolos a que tengan un encuentro real y verdadero con la persona de Cristo. Cuando hablamos de educación muchas veces la asociamos a memorización o adquisición de algún documento. Más en el sentido pleno y real, educar significa hacer salir, hacer crecer al ser humano. La Catequesis busca precisamente ello, que el cristiano crea, profese, celebre, viva, ore y lleve a la práctica las verdades de nuestra fe.
Nuestro Arzobispo Alfonso Cortés ha sido muy enfático en los procesos de educación en la fe, en la Catequesis. Nos pide no ver simplemente la Catequesis Escolarizada como un medio para llegar a la recepción de los Sacramentos. No, la catequesis es un fin en sí mismo: hacer que el cristiano se encuentre con Cristo. Y que lo haga en un contexto eclesial, de comunidad, es decir, en su parroquia.
Es muy desafortunado que existan todavía quienes apoyan la “catequesis pirata”, quienes buscan abreviar los procesos de catequesis con un mínimo nivel de aprendizaje y experiencia de fe. Y es que no se trata de memorizar contenidos o hacerlo en el menor tiempo posible para cumplir con el “festejo”. Hoy es fundamental tomar conciencia de que los Sacramentos, como su nombre lo dice, son realidades sagradas cuyos signos realizan verdaderamente lo que significan. Pero sobre todo, que una buena catequesis influirá, sin duda, en la mejora de la sociedad tan caótica en la que vivimos.
Recientemente la Iglesia, consciente de la nueva realidad, ha renovado su Directorio General Sobre La Catequesis, documento que rige la actividad catequética en la Iglesia. Dos son las nuevas invitaciones que hacen el documento: invitar a los cristianos a ser santos y educarlos en el amor, que es la característica esencial del cristianismo. El Directorio además exhorta a que los catequistas se esmeren en la pedagogía y metodología de la catequesis.
¡Felicidades a todos los catequistas en nuestra Arquidiócesis! Son parte fundamental, viva y presente de todas las parroquias. Gracias por educar el corazón de tantos y tantos niños que muchas veces, por su boca y testimonio, adquieren por vez primera un mensaje acerca del Dios Vivo que nos ama. Sabemos que en estos tiempos de pandemia, la realidad les ha llevado también a explorar nuevos medios para atender y hacer llegar las verdades de fe a miles de niñas y niños. Gracias por su testimonio. ¡Dios las y los bendiga!
Con información de: Gaudium/Editorial