«Las uniones homosexuales no podrán aprobarse en ningún caso»: cardenal Ruini.

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“Los nudos están llegando a un punto crítico que, lamentablemente, existe desde hace tiempo, sobre todo en los países de habla alemana, como lo demuestra la llamada ‘Asamblea sinodal alemana’ actualmente en curso, que ha indicado claramente sus propios objetivos: no solo la bendición de las parejas del mismo sexo, sino también el sacerdocio para las mujeres, la abolición de la obligación del celibato eclesiástico, la intercomunión entre católicos y protestantes”, dice a Matteo Matzuzzi, de Il Foglio, el cardenal Camillo Ruini, ex presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y ex vicario de diócesis de Roma.

En una entrevista que ha traducido Secretum Meum Mihi, el purpurado asegura que la Iglesia “simplemente no tiene el poder de bendecir estas uniones”. “De hecho, sólo se puede bendecir lo que está en conformidad con los planes de Dios, no lo que es contrario a ellos, como las uniones entre personas del mismo sexo”, añade.

“Las personas ciertamente pueden ser bendecidas, pero para que se conviertan, no para que sean confirmadas en su pecado. Dios mismo bendice al hombre pecador para que se deje cambiar por Él, pero no puede bendecir el pecado. Me gustaría subrayar —añade Ruini— la fuerza de esta posición: no se trata solamente de una cosa que la Iglesia ha decidido no hacer, sino de algo que la Iglesia no puede hacer. Consecuentemente, nadie en la Iglesia tiene este poder”, señala el cardenal de 90 años.

Entonces, ¿por qué fue necesario que la Congregación para la Doctrina de la Fe emitiera el ‘responsum’? “El motivo lo indica la propia congregación, en la Nota explicativa que acompaña al responsum: estas bendiciones se están difundiendo en algunos ámbitos eclesiales”, explica el purpurado italiano.

Sobre la cautela del Papa Francisco en la forma de dar su asentimiento, Ruini contesta: “Efectivamente, la fórmula utilizada es: ‘el Sumo Pontífice ha sido informado y ha dado su asentimiento a la publicación del responsum’, mientras que en muchos casos análogos se usa decir que el Papa ‘ha aprobado’ y ‘ha ordenado la publicación’. La impresión es que el Papa está buscando evitar o al menos atenuar conflictos que hagan mal a la Iglesia. Además, del mismo texto de la Nota explicativa surge la misma preocupación. Sin embargo, permanece el hecho de que el Papa ha dado su asentimiento a la publicación”.

Ruini indica que desde principios del siglo pasado se han producido “cambios profundos” y en buena parte “justificados” en la cuestión de la homosexualidad. “En los tiempos de la reina Victoria la homosexualidad era un delito grave y luego, durante mucho tiempo, los homosexuales fueron víctimas de odiosas discriminaciones”, afirma el cardenal.

“En un cierto momento hubo un profundo punto de inflexión, con la reivindicación de los derechos de las personas homosexuales y con el llamado orgullo gay. En este contexto, la posición de la Iglesia a muchos les parece fuera de tiempo, demasiado atrasada y ahora imposible de proponer”, continúa el ex Vicario de la diócesis del Papa.

La Iglesia hoy “se opone a cualquier discriminación injusta contra las personas homosexuales y quiere que sean acogidos en la comunidad cristiana con respeto y delicadeza, como dice la misma Nota Explicativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe”, asegura.

Para el purpurado nonagenario la disputa está “en la valoración moral de las relaciones homosexuales y de las uniones que implican”. “Según la enseñanza constante de la Sagrada Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, y de la tradición eclesial, los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, porque no son aptos para transmitir la vida y no están fundados sobre una verdadera complementariedad afectiva y sexual”, recuerda Ruini. “En ningún caso podrán aprobarse”, sentencia.

“Esta valoración moral y eclesial no debe confundirse en modo alguno con una norma jurídica estatal. Además, el juicio negativo se refiere al comportamiento considerado en sí misma, no a la responsabilidad subjetiva de las personas, que en todo caso deben ser respetadas y ser acogidas”, apostilla el cardenal creado por Juan Pablo II.

Ruini espera “de todo corazón que no haya ningún cisma” y reza por ello. “No niego, por tanto, que exista un riesgo de cisma, pero confío en que, con la ayuda de Dios, se pueda superar”, confiesa el purpurado.

 

Infovaticana/Secretummeummihi.

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