Más de 400 empresas, docenas de ellas entre las mayores del mundo, se han unido en una coalición de apoyo a la Equality Act, la ley que representa la mayor amenaza a la libertad de conciencia en la historia de Estados Unidos.
La Equality Act, último asalto de la Administración del ‘católico’ Biden a la libertad de conciencia, viene a añadir a la raza y el sexo la orientación sexual y la identidad de género a las categorías protegidas por la legislación de derechos civiles, es decir, cuotas, acceso preferencial y, en general, el tratamiento de estos colectivos equiparándolos a otros que tradicionalmente han sufrido una discriminación injusta y a los que se favorece para equilibrar sus oportunidades.
Pero, con ser catastrófico consagrar la discriminación positiva de colectivos dudosamente desfavorecidos y enfrentarlos implícitamente al resto, lo que hace alarmante esta ley es que anula la protección de la libertad de conciencia en cuestiones que ponen a las instituciones católicas en posiciones imposibles.
De hecho, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos ya ha advertido que la Equality Act podría castigar a los grupos religiosos que no reconozcan el matrimonio homosexual ni comulguen con las ideologías de género. Más que atentar contra otras creencias religiosas, la ley viene a convertir en dogma obligatorio del Estado una ideología en la que nadie creía hace solo unas décadas.
La Equality Act fue aprobada en la Cámara de Representantes en marzo y se debate actualmente en el Senado. La coalición de 416 empresas que hacen presión para que salga adelante esta ley tienen en total ingresos anuales de 6,8 billones de dólares y 14,6 millones de empleados.