En la vida, siempre que tomamos una decisión estamos resignando alguna opción por otra. Por ejemplo, cuando posponemos la alarma de la mañana a fin de tener 10 minutos más de sueño estamos optando por más tiempo de descanso lo que puede costarnos no tener un buen desayuno o andar a las apuradas para llegar a nuestros trabajos.
Si bien, muchas decisiones no tienen un gran impacto en nuestras vidas, la suma de una cadena de buenas o malas elecciones nos puede llevar a un crecimiento continuo o a un estancamiento o retroceso. ¿Por qué?
Muchos podrían argumentar que dormir 5 minutos más después de que suena la alarma no hace una diferencia en el resto de su día, sin embargo, el cerebro humano es una máquina que trabaja con la repetición de estímulos. Esto significa que las conductas que el cerebro aprende en las decisiones pequeñas también las aplica en las decisiones importantes. Es así como nosotros entrenamos a nuestro cerebro desde las pequeñas cosas para afrontar los grandes retos de la vida.
¿Qué tiene que ver esto con la santidad?
Probablemente los santos también apagan la alarma del despertador y siguen durmiendo unos minutos más. Sería inadecuado decir que los santos hacen todo perfecto. Sin embargo, la santidad proviene de la gracia que Dios nos regala para tomar aquellas decisiones que parecen imposibles de cumplir. Es así como Dios nos regala las pequeñas pruebas de la vida para prepararnos y que así logremos tomar las elecciones correctas en los temas importantes.
¿Entonces si quiero ser santo tengo que levantarme con el primer sonido de la alarma? No, pero de seguro si pides la gracia para hacerlo, vas a tener un mejor entrenamiento cuando tengas que tomar una decisión más compleja o trascendental en tu vida.
La importancia de tomar buenas decisiones es entonces, fortalecernos y prepararnos para retos mayores y es ahí, en cada elección, en donde tenemos que ser fuertes en la oración para que tengamos, no solo nuestra fuerza de voluntad como aliada, sino también el poder que Dios nos regala desde su Santo Espíritu.
¿Cómo orar para obtener la gracia?
Si bien no existe una fórmula exacta, sabemos que la constancia y la persistencia son elementos clave para mantenernos en gracia. Es allí donde he desarrollado, como psicólogo, el Diplomado en Sanación Interior, para que conozcas cómo sanar desde la raíz las heridas que limitan tu capacidad de tomar las decisiones correctas y que así puedas tener una vida plena en Cristo.
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