Muchos hablamos de cosas que son importantes que suceden en la sociedad desde fuera de mí, pero pocos comentan de la interioridad, porque es desde ahí donde se puede llegar al conocimiento de mi propio ser y abrir la ventana de la interioridad. De lo que el corazón esta lleno se expresar en el estilo de vida a través de las acciones.
Si de lo que vemos, oímos, palpamos que sucede fuera de nosotros, es más de lo que se puede apreciar, cuanto más es el mundo de los afectos, deseos, emociones, sentimientos, valores, ideas y creencias, un mundo de una dimensión profunda del ser humano es en interior donde además se encuentra la espiritualidad.
Creo que es trascendente sin lugar a duda volver a nosotros mismos y con ello estoy diciendo implícitamente volver a Dios. El fortalecimiento de mi interioridad se da en una espiritualidad porque el que mucho mira hacia el exterior se quedará vacío más el que cultiva su interior se llenará de gozo de conocerse y conocer a Dios de tal forma que no puede quedar encerrado en su propia vida sino te lleva a comunicar a los demás.
Trabajar la interioridad es como aquel campesino que labra la tierra todos los días para que al fin sea fértil, siembre y se produzcan frutos además de la cosecha abundante, todo aquel que se dispone a realizar en lo más profundo de su ser el encuentro con uno mismo y con Dios. Creo que debemos ser firmes y constantes, sabiendo que nuestro trabajo no será en vano.
Sin pretender insistir el ser humano es formado no tan sólo en lo material por un ser superior, Dios, sino también en lo incorpóreo, me refiero a su alma, a su razón, y a su voluntad. Al vivir disperso y alejado de su interioridad se olvida uno de lo esencial y, por ende, de Dios en quien está la felicidad, creo que todos los que hemos hablado con alguien que no creen en Dios, lo primero que preguntan es Y ¿Dónde está Dios? _Dios está en tu interior, es decir en tu propio corazón, de este modo, el descubrimiento de la interioridad se da con la gracia de Dios.
Aunque la invitación a regresar al corazón, al interior pudiera ser parangonable, comparar con otras corrientes o pensamientos incluso filosóficos la diferencia es que la realización no corre por mi cuenta, es la intervención del creador, por tanto, la “interioridad es el método por el que la verdadera filosofía alcanza la verdad”.
Sin embargo, “hay un grado supremo y perfecto de vida, que corresponde al entendimiento porque éste vuelve sobre sí mismo y puede entenderse” Es decir entro en mí mismo, reflexiono y desde ahí logro entenderme, del porqué de mi actuar, sentir incluso pensar o ver las cosas del modo como las veo. Por lo anterior permíteme decir que el obrar, el actuar está en la vida interior porque es ahí donde se gesta, en tu interioridad, en efecto, hay que cultivar desde dentro para que ¡lo que salga desde ahí sea puro bien!
Finalmente concluyo: La perfección de vida del hombre corresponde a Dios, en quien se debe identificar como el perfecto grado y sumo bien. Es necesario pues que me entienda a mí mismo desde mi interioridad.