* Un nuevo documento y una carta de cara a la segunda vuelta del proceso sinodal. De los cinco temas indicados y del método ya está claro dónde terminaremos: la continua evolución (o disolución) de la fe.
El camino sinodal continúa.
La secretaría general del Sínodo ha publicado el documento titulado ¿Cómo ser Iglesia sinodal en misión? de cara a la segunda sesión del sínodo prevista para el próximo mes de octubre.
Sobre esta base debería comenzar la nueva fase de consulta para luego llegar a la redacción del nuevo Instrumentum laboris .
Al mismo tiempo, Francisco envió una carta al cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, ordenando que se creen grupos de estudio sinodales para analizar algunos puntos indicados en la misma carta. La complejidad de estos temas, según Francisco, requerirá análisis específicos en profundidad, para los cuales los trabajos del Sínodo no serían adecuados. Por lo tanto, estos grupos de estudio comenzarán en paralelo y en octubre informarán al sínodo sobre lo que han desarrollado mientras tanto y podrán continuar su trabajo después, hasta junio de 2025. Parece que el sínodo está ahora muy cerca de convertirse en un proceso «permanente«, por lo que es aún más evidente.
Las numerosas críticas dirigidas al proyecto sinodal en curso , incluidas las de la Brújula , especialmente con respecto a la conferencia romana del 3 de octubre de 2023, la Babel sinodal , se pueden resumir en dos.
- La primera es que la definición de la nueva sinodalidad como un «caminar juntos» da prioridad al verbo caminar , no indica tanto una realidad sino un camino o más bien una realidad que surge de un camino.
Según ellos dice, la Iglesia es sinodal , cuando en realidad es una, santa, católica y apostólica y, como tal, tiene también sinodalidad, sin ser por ello sinodal, así como tiene conciliaridad, sin por ello ser conciliar.
Al dar prioridad al acto más que al contenido, la nueva teología de la sinodalidad adopta el enfoque del modernismo filosófico y teológico según el cual el método está antes que el contenido, pensar antes que ser, hacer antes que la realidad, interpretar antes que conocer y, para citar, Cornelio Fabro, la existencia antes que la esencia.
Todo esto no debe tomarse a la ligera, dado que, después de todo, se trata del principio de inmanencia.
La segunda crítica principal se refiere a la dirección del proceso sinodal llevado a cabo por el centro con una planificación sistemática de manera que lo conduzca hacia resultados preestablecidos, haciendo creer que estos resultados nacen del camino mismo.
Los datos que confirman esta evaluación son innumerables, desde los nombramientos de los principales responsables hasta los «facilitadores» en las mesas de trabajo, desde los documentos pontificios difundidos durante los trabajos sinodales para establecer los puntos de no retorno hasta las declaraciones de intenciones expresadas a la prensa durante algunas entrevistas.
Para dar sólo un ejemplo:
Todo el mundo ya sabe que el sínodo tomará la decisión de ordenar mujeres diáconos.
El Papa Francisco lo ha dejado claro varias veces y también ha surgido la manera de hacerlo: inventar un diaconado femenino «no sacramental».
Lo pensará el cardenal Fernández, que ya inventó una bendición «no litúrgica».
El nombramiento del nuevo prefecto de la Doctrina de la Fe, después del relator y del secretario del sínodo, ambos fieles «sinodalistas», garantiza que se encontrará la manera de implementar lo decidido que decidirá el sínodo. De una manera u otra .
No penséis que los dos puntos que acabamos de ver están en conflicto : decir que la sinodalidad es un proceso y al mismo tiempo orientarla preventivamente. Si una realidad se convierte en un proceso histórico, él o aquellos que presumen conocer el significado de este proceso histórico no sólo pueden sino que deben conducirlo hasta sus resultados. No hay forma de escapar a la lógica del historicismo.
Ahora bien, si examinamos los dos nuevos documentos , la carta del Papa a Grech y el documento de la secretaría con vistas a la nueva fase del Sínodo, encontramos la confirmación de las observaciones formuladas ahora.
La secretaría señala cinco temas de análisis y discusión y ya es posible identificar dónde terminará cada uno.
- El primer punto – «El rostro misionero sinodal de la Iglesia local» – pretende influir en el papel del obispo colocando a su alrededor nuevos «organismos de comunión» que lo inmovilicen y lo ajusten a una norma.
- El segundo punto – «El rostro misionero sinodal de las agrupaciones de Iglesias» – pretende «anglicanizar» la Iglesia católica, atribuyendo competencias doctrinales y disciplinarias a las Conferencias Episcopales, algo en lo que Francisco siempre ha insistido. Entre otras cosas, la expresión «agrupaciones de iglesias» causa una gran agitación.
- El tercer punto – «El rostro misionero sinodal de la Iglesia universal» – concluirá con una revisión del primado del obispo de Roma frente al aumento del papel de los órganos sinodales y colegiados.
- El cuarto punto – «El método sinodal» – desembocará en una práctica generalizada de «discernimiento» con resultados no sólo consultivos sino también deliberativos.
- El último punto – “El ‘lugar’ de la Iglesia sinodal en la misión” – nos lleva a la “situación” existencial e histórica como lugar hermenéutico de la autocomunicación de Dios y, por tanto, de la formación de la conciencia creyente. Este último punto pretende entregar la experiencia de la fe en la Iglesia a la relatividad insuperable de la situación y a la historicidad cambiante como lugar teológico de una fe en constante evolución.
Por Stefano Fontana.
Sábado 26 de marzo de 2024.
Ciudad del Vaticano.
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