La salud del Papa, a prueba en Semana Santa

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Hay cierto nerviosismo en Roma con la misa de este fin de semana del Papa Francisco, la del Domingo de Ramos. Primero, porque desde hace dos años y medio no se celebran ceremonias al abierto en la plaza de San Pedro. La última fue la canonización de John Henry Newman el 13 de octubre de 2019. Después, con la llegada de la pandemia en marzo de 2020, el Pontífice pasó a celebrarlas solo en el interior de la basílica.

Y segundo, porque la larga ceremonia de hoy y las del próximo Triduo Pascual pondrán a prueba los delicados problemas de rodilla del Pontífice, muy dolorosos, que le impiden desplazarse con agilidad.

Por ejemplo, el domingo pasado, durante la misa multitudinaria de su viaje a Malta, después de la consagración tuvo que sentarse y no volvió a alzarse hasta que concluyó la ceremonia.

También, evitó las escalerillas del avión con una plataforma móvil, caminó muy despacio y, contra su costumbre, en el papamóvil viajó sentado y no de pie.

Los médicos la llaman una «gonalgia aguda», un fuerte dolor de rodilla debido a la artrosis y al deterioro del cartílago. Le obligó a cancelar una visita a Florencia el 27 de febrero y la misa del miércoles de ceniza del 2 de marzo, pero no ha cambiado ni una coma de sus planes para Semana Santa. Es más, ha recuperado el Vía Crucis en el Coliseo, y ha añadido un encuentro con adolescentes italianos el lunes de Pascua.

«Mi salud es un poco caprichosa, tengo este problema en la rodilla que provoca problemas de deambulación. Es un poco molesto, pero va mejorando», explicó el domingo pasado en el vuelo de regreso de Malta. «Al menos ahora puedo andar. Hace dos semanas no podía hacer nada», añadió.

Le han explicado que el proceso de recuperación es lento y parece que se lo está tomando con filosofía. «Veamos si vuelve a estar como antes, existe la duda. A esta edad no se sabe cómo terminará el partido, esperemos que vaya bien», bromeó en el avión.

El Papa Francisco suele estar incómodo cuando se habla de su salud, pero en varias ocasiones él mismo ha compartido detalles concretos sobre ella. Por ejemplo, en 2018 reveló que tendrían que operarlo de cataratas, y cuando un año más tarde lo intervinieron, ni el Vaticano ni su entorno dieron la noticia.

Él mismo aportó amplios detalles sobre su historial clínico en dos largas entrevistas con el periodista y médico argentino Nelson Castro, quien las recogió en el libro «La Salud de los Papas».

Ahí explicó que a los 21 años, en 1957, tuvo una seria «infección pulmonar» y que le extirparon el lóbulo superior del pulmón derecho. Según algunos expertos, pudo tratarse de tuberculosis, aunque no se conservan los informes médicos y no es posible apurarlo con certeza.

Dijo que cojea a causa de los pies planos y de una estrechez del espacio intervertebral entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar, y entre ésta y el sacro. Para afrontarla, recibe sesiones de fisioterapia con un osteópata.

Comenzó su pontificado con fuertes jaquecas, que resolvía con aspirina y descansando a oscuras; y también en esos primeros meses le vino una ciática que no lo ha abandonado. Luego le diagnosticaron «hígado graso», pero él mismo dijo que se curó siguiendo una dieta especial. La falta de actividad física le ha hecho aumentar de peso, en enero sus médicos le aconsejaron que pierda seis kilos.

Tras su visita a un óptico cerca de Piazza del Popolo de Roma, se supo que tiene hipermetropía y vista cansada, y que usa lentes bifocales.

En 2020 se resfrió durante la procesión del miércoles de ceniza y tuvo que guardar reposo en cama y cancelar su presencia en los ejercicios espirituales de Cuaresma de unos días más tarde. Pero el mayor susto del pontificado lo dio en julio pasado, cuando le hicieron una operación de 3 horas en el Policlinico Gemelli para extirparle 33 centímetros de intestino a causa de una estenosis diverticular.

El Papa Francisco tiene 85 años, y un estilo de vida que sería agotador para una persona con la mitad de su edad. El domingo pasado llegó a Roma a última hora del día, tras la maratoniana visita de dos días a Malta, y para recuperarse del viaje simplemente redujo un poco su agenda del lunes.

El resto de la semana ha mantenido todos los encuentros que tenía programados, incluida la reunión de una hora el jueves con la cúpula de la Conferencia Episcopal Española. Durante ese diálogo, el cardenal Juan José Omella le preguntó por la rodilla. «Me cuesta el primer paso, pero una vez que lo doy llego donde haga falta», le respondió el Papa.

Por si acaso, el maestro de ceremonias y sus colaboradores, han reducido al máximo las procesiones y desplazamientos de las próximas celebraciones. Y según cómo responda la rodilla, irán adaptándolas y tomando decisiones para los futuros viajes y encuentros del Papa.

El largo parte médico de Francisco

Jaquecas: ha cancelado algunos actos debido a leves indisposiciones.

Vista: Tiene hipermetropía y presbicia. Fue operado de cataratas.

Pulmón: Con 21 años le extirparon el lóbulo superior del pulmón derecho como consecuencia de una infección.

Obesidad: Ha subido de peso desde su elección, lo que aumenta el riesgo de accidente cardiovascular.

Problemas lumbares y ciática: Tiene una estrechez intervertebral. Además, sufre de ciática.

Intestino: En julio de 2021 le extirparon 33 cm. de intestino por una estenosis diverticular.

Rodilla: La gonalgia aguda le provoca un fuerte dolor de rodilla.

Pies planos: Para corregir los pies planos usa zapatos ortopédicos.

 

Javier Martínez-Brocal

Por Javier Martínez-Brocal

Domingo 10 de abril de 2022.

SEVILLA.ABC.

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