La Sagrada Familia de Jesús, María y José.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Pbro. José Manuel Suazo Reyes

Pbro. José Manuel Suazo Reyes

El domingo posterior a la fiesta del nacimiento de Jesús, la liturgia de la Iglesia católica celebra la fiesta de la Sagrada Familia, la familia de Nazareth integrada por san José, La virgen María y el niño Jesús.
Este domingo celebramos junto con toda la Iglesia la fiesta de la Sagrada Familia.

El evangelio que escucharemos (Lc 2, 22-40) nos habla de la Purificación de María y de LA PRESENTACIÓN de Jesús en el templo. San Lucas nos narra este episodio al comienzo de su evangelio Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José fueron al templo de Jerusalén para ofrecer al niño al Señor y rescatarlo mediante un sacrificio.

El evangelista san Lucas subraya la observancia de María y de José a la ley del Señor respecto de la prescripción después del parto de un primogénito varón. El libro del Levítico ordenaba que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse, a los cuarenta días que hubiese dado a luz.
Si el hijo era un varón, se circuncidaba a los ocho días y la madre permanecía en su casa, hasta que se cumpliera el plazo. Una vez pasado el tiempo, acudía al templo, en compañía de su esposo, para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Si la mujer era pobre, podía ofrecer dos tórtolas o dos pichones (cf. Lev 12, 1-8).

San Lucas precisa que María y José ofrecieron el sacrificio de los pobres (cf. Lc 2, 24), para evidenciar que Jesús nació en una familia de gente sencilla, humilde pero muy creyente. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que Dios había salvado.

En el relato de San Lucas, se nos cuenta el episodio del anciano Simeón, quien movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles y la gloria de su pueblo. Ambas profecías son como un texto programático del ministerio del hijo de Dios.

Junto con esa alabanza y descripción breve de la identidad y misión de Jesús, el Anciano Simeón le anuncia a María uno de los dolores que más adelante la santísima virgen experimentará en carne propia. “Y a ti, una espada te atravesará el alma”.

Con esas palabras se anuncia parte de lo que sucederá en el futuro de María santísima. Así sucede con quien se atreve a vivir la voluntad de Dios. El seguimiento de Cristo causa gozo y alegría pero también trae consigo la experiencia de la cruz. María experimentará el sufrimiento cuando su hijo se pierde en Jerusalén, cuando se da cuenta del rechazo y persecución que sufre su hijo, cuando sabe que lo aprehenden y lo condenan a muerte, cuando va camino al calvario y cuando lo ve morir en la cruz. Cada uno de esos momentos, está representado en estas palabras que le anuncia aquel anciano: Una espada atravesará tu alma”.

Pidamos la intercesión de la sagrada familia de Nazareth por todas las familias que viven alguna aflicción o enfrentan algún sufrimiento.

Comparte:
Párroco en San Miguel Arcángel, Perote, Veracruz.