* A fuerza de dar saltos hacia adelante, lo que hasta ayer se percibía como herético, la conciencia colectiva lo juzgará como evangélico. Por sínodo o no, siempre que rompa con el pasado.
Volvamos a hablar del documento firmado por el Papa Francisco y el cardenal Víctor Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y titulado Respuestas a algunas preguntas de SE Mons. José Negri, obispo de Santo Amaro, sobre la participación en el sacramento del bautismo y del matrimonio de personas transexuales y homoafectivas (3 de noviembre de 2023) . Se podrían articular muchas reflexiones al respecto: aquí proponemos sólo un par de ellas.
A primera vista parecería que la respuesta del cardenal Fernández es la implementación del espíritu del Sínodo que acaba de pasar. Esto se debe principalmente a dos razones.
- El primero se refiere a un tema muy querido por los padres, hermanos y hermanas sinodales: la homosexualidad y la transexualidad.
- La segunda razón se refiere al enfoque del problema: no hay prohibiciones, sólo permisos. Un enfoque típico también del Sínodo, abierto a la acogida, a decir verdad, no indiscriminado, pero sí muy discriminado: luz verde a lo nuevo; Luz roja para todo lo que sabe viejo.
En realidad, las palabras de Fernández no son la implementación del Sínodo, sino todo lo contrario .
Es este último, junto con su segundo episodio el próximo mes de octubre, el que tiene la tarea de implementar lo decidido por los niveles superiores. Intentemos explicarnos mejor. Durante años, el magisterio ordinario ha adoptado posiciones, por así decirlo, que son indiferentes a la sana y correcta doctrina. Esta orientación llena de defectos heterodoxos y respaldada no sólo por el Pontífice, sino también por los dicasterios, los consejos pontificios, etc., según sus planes debe convertirse en el alma de la pastoral universal, debe implementarse ampliamente desde Brasil hasta Australia, desde Polonia. a Canadá. Por eso una de las tareas del Sínodo es concretar la pastoral universal de lo que el magisterio ordinario ha enseñado en los últimos años. Y el objetivo se alcanzará, como muchos ya habrán comprendido, iniciando procesos, es decir, no tanto cambiando la doctrina, sino comenzando a revertirla en la práctica.
A fuerza de dar saltos hacia adelante, lo que hasta ayer se percibía como herético, la conciencia colectiva lo juzgará como evangélico . Desde esta perspectiva, las palabras del prefecto son una consigna precisa de «la pastoral» que todos los obispos, llamados a caminar juntos, deberán aplicar. El post-sínodo, por tanto, debe traducir los mandatos que vienen de arriba en acciones concretas y difundidas globalmente. El magisterio ordinario es la cabeza, los obispos son el brazo. Sólo así podremos decir que el Sínodo estará entre nosotros.
Segunda reflexión.
El Revolucionario, por definición, rompe con el pasado, está en contra de la tradición .
El revolucionario de sotana también está en contra de la tradición, pero para ser eficaz, es decir, para poder realizar mejor su labor de subvertidor de las costumbres y de la fe, debe tranquilizar a todos diciendo que «respeta la tradición«. De esta manera no asustará a nadie y tendrá crédito. Es la estratagema retórica de la antífrasa, pero sin énfasis ni ironía: decir una cosa para expresar su contraria. La respuesta del cardenal Fernández en este sentido es paradigmática. Pone en duda a Santo Tomás, San Agustín, San Juan Pablo II y declaraciones anteriores de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero de manera inapropiada y omitiendo sus otras citas, incluso a veces presentes en los mismos documentos mencionados por el mismo cardenal.
Ejemplar en este sentido es la cita de Tomás , que pregunta si el bautismo produce sus efectos propios si no hay la debida disposición de quien lo pide (ver Summa Theologiae, III, q. 69, a. 9). Tomás de Aquino responde que el bautizado adquirirá el carácter sacramental, pero no la gracia. Lo que para santo Tomas de Aquino es, por tanto, una irregularidad que no se debe permitir -pero que si se permite aún producirá los efectos antes mencionados-, en manos del cardenal Fernández se convierte en una oportunidad para ser propuesta a las personas homosexuales y transexuales que con plena conciencia no quieren abandonar su estilo de vida . De tal suerte que los homosexuales y transexuales, recuerda Tomás como Código de Derecho Canónico, no pueden acercarse al bautismo porque sus opciones de vida son incompatibles con las exigencias mínimas para recibir este sacramento. Es decir, sus comportamientos de vida expresan ya su rechazo a esa gracia que, en cambio, les gustaría recibir con sus labios. Sería una contradicción en los términos.
Sábado 11 de noviembre de 2023.
Ciudad del Vaticano.
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