* Los trabajadores abocados al despido recuerdan sus sacrificios por la empresa, como jugársela en la pandemia sin faltar a sus puestos.
El cierre traumático de Bimbo en El Verger (Alicante) ha refrescado en la memoria de sus empleados la implicación que han tenido siempre con la compañía y sus sacrificios, que ahora consideran menospreciados al ver «canibalizada» la fábrica por otra nueva en Barcelona.
«Una empresa de este tipo que trabaja 24 horas al día, con turnos de ocho horas rotativos mañana, tarde y noche», explica José González, el presidente del comité de empresa, que este miércoles tienen prevista una nueva reunión para negociar su futuro con directivos de Bimbo.
Esa actividad industrial continua fue más allá recientemente, cuando se estrenó en esta planta de producción una línea de ‘Takis’ -un snack propio del grupo mexicano dueño de la compañía- y se necesitaba arrimar el hombro. «Empezó a funcionar a funcionar a pleno rendimiento, hemos estado un par de años haciendo sábados y domingos además de las 40 horas semanales toda la plantilla, es decir, teníamos carga de trabajo para aburrir, por decirlo así», relata González.
No obstante, en paralelo y según han sabido los empleados alicantinos, se montó otra cadena para ese mismo producto (‘Takis’) en Santa Perpètua (Barcelona) con maquinaria más moderna, «pero que podrían implantar aquí con inversión», apunta el representante de la plantilla. «Ahora, cuando allí ya la han puesto en marcha, más productiva, ha canibalizado la nuestra y nosotros, a la calle», detalla el representante de Comisiones Obreras (CCOO), al tiempo que asegura que se trata de céntimos de diferencia en los costes por unidad, cuando Bimbo tiene una envergadura internacional que le permitiría contar con los mismos resultados y eficiencia en Alicante.
«Pues así nos pagan todo el esfuerzo que hemos ido haciendo durante este tiempo, la plantilla estaba haciendo lo que ha hecho falta, incluso en plena pandemia no faltábamos a trabajar ninguno, íbamos en plena pandemia con el riesgo que eso conllevaba, ni cuarentena ni nada, cuando todas las empresas pararon», recuerda también, de los tiempos del coronavirus, cuando el sector de la alimentación resultaba crucial para la población.
Preguntado sobre si ha habido un cambio en la cúpula de la compañía y los recién llegados no son conscientes de ese pasado de entrega de los empleados, González no cree que tenga influencia. «De vez en cuando mandan un directivonuevo, en ese cargo de la zona de Iberia, que ellos llaman, que es España y Portugal, con su historia y cada uno tiene su objetivo y tiene su forma de organizar», indica.
Tampoco aprecia ninguna relación con el contexto político de regreso de compañía a sus sedes catalanas de hace unos días, en medio de polémica por los antagónicos posicionamientos de los partidos. «No, eso no se hace tan rápido como parece ser que hay con este revuelo de volver empresas a Cataluña: esto lo llevan planeando tiempo, yo creo que hace un par de años que lo tenían más o menos previsto, es una cuestión únicamente de bajar costes, subir beneficios», opina.
¿Solución? De forma constructiva, el comité de empresa sugiere que Bimbo invierta para homologar sus instalaciones alicantinas a las catalanas: «Aquí, en esta planta, hay espacio de sobra para haber colocado la línea que han hecho en Santa Perpetua, porque no hace mucho pararon una de las líneas que teníamos, de barritas, y toda esa nave está sin utilizar y era espacio más que suficiente».
Por JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ.
ALICANTE, ESPAÑA.
ABC/COMUNIDAD VALENCIANA.