La novia ya no está enamorada de Cristo: obispo suizo

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La Iglesia actual, en sus proclamaciones oficiales, no se comporta como una esposa enamorada de Jesucristo.

Se caracteriza por la ‘fluidez’ en todos los ámbitos y posiciones.

Proceso» se ha convertido en otra palabra para «Espíritu Santo» y una «nueva apertura» propagada se denomina «sinodalidad».

La iglesia sinodal habla muy poco de Cristo, pero mucho de su propia organización, comunicación y estructuras.

Esta iglesia promete la «salvación» independientemente de cómo viva la gente o de lo que crea, aunque según el Evangelio y la Tradición Apostólica no hay camino a la salvación sin Cristo.

Hoy en día, la Iglesia ya no habla del peligro para la propia salvación eterna, mientras que durante los últimos 2000 años de la historia de la Iglesia ésta era la cuestión de todas las cuestiones.

Esta Iglesia espera indiscriminadamente que todas las personas se salven, independientemente de cómo hayan vivido, de lo que hayan creído o dejado de creer, de lo que hayan amado o combatido, posiblemente incluso con violencia.

El rechazo explícito de Cristo ya no es un problema, un misionero jesuita como San Francisco Javier está pasado de moda.

Los representantes de la Iglesia no proclaman a Cristo como la respuesta a todo, para ellos Cristo es sólo «una de varias soluciones».

En lugar de Cristo, los representantes de la Iglesia proclaman la «sinodalidad», que «definitivamente no es un problema para aquellos que están preocupados principalmente por su misión entre los pueblos».

La «Iglesia» actual lanza al juego todo tipo de cartas de nueva creación para incluir a los jugadores o a los que quieren serlo o que han abandonado la partida, pero «no gana ni una sola ronda. Ganan otros».

El cristianismo se está evaporando y la mayoría de la gente ya no lo transmite, porque los jugadores no están enamorados de Cristo ni convencidos de él en sentido exclusivo.

Ya no ven a Cristo como la baza que vence a todos los demás.

Lo principal es seguir en el juego, aunque sea en detrimento de los implicados.

Nunca antes había sucedido algo así, pero está ocurriendo ante nuestros propios ojos.

No obstante: «Nadie viene al Padre si no es a través de mí» sigue siendo cierto.

Monseñor MARIAN ELEGANTIarian, OSB

Obispo auxiliar jubilado de la diócesis de Chur (Suiza).

Marian-Eleganti.ch.

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