La misión de los apóstoles

XI DOMINGO ORDINARIO

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Pbro. José Manuel Suazo Reyes

El evangelio que escucharemos este domingo (Mt 9, 36-10,8) nos habla de la misión apostólica: Al encontrarse con una multitud, Jesús se compadece de aquella muchedumbre porque andan “como ovejas sin pastor”, elige a los apóstoles y los envía a la misión.

La primera observación que podemos destacar de la lectura de este evangelio es que todo parte del corazón de Jesús. “viendo aquella multitud” SIENTE COMPASIÓN. Jesús tiene un corazón humano lleno de caridad. En efecto, este es un rasgo que la Biblia señala frecuentemente de parte de Dios. Algo parecido dijo el Señor a Moisés cuando se le apareció en la zarza ardiendo: “he visto la aflicción de mi pueblo, he escuchado su clamor… conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo…” (Ex 3, 7-8). Dios por lo tanto es alguien cercano a la gente, no es indiferente al sufrimiento humano, por lo mismo es alguien que se compadece y busca librarlo de lo que lo aflige. La misión de los apóstoles brota del corazón de Dios, Dios ve los males de la humanidad y por ello envía mensajeros para salvar.

Se muestra por otra parte una dimensión universal. LA COMPASIÓN DE JESÚS ES PARA TODOS, no distingue a nadie. El Señor ve cómo las muchedumbres tienen necesidad de pastores que las guíen y les permitan vivir una vida serena y fecunda. Otro aspecto importante de la misión que Jesús encomendará es la relación con la Oración. Dado que todo nace del corazón de Dios, la oración es fundamental para alcanzar de ese corazón una respuesta ministerial: “rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. TODA MISIÓN DEBE SER PRECEDIDA POR LA ORACIÓN, primero porque la tarea principal del misionero, la hace el Señor, segundo para no caer en la tentación de confiar más en los recursos humanos que en el poder de Dios y por último para que el misionero no olvide que el resultado también será de Dios. El misionero es solo un colaborador al servicio del Señor.

De esta manera Jesús escoge a 12 discípulos que más tarde se les llamará “los doce apóstoles”. El número doce recuerda el número de las tribus de Israel, el pueblo escogido por Dios para comunicar al mundo su obra de salvación. La palabra “apóstol” significa “enviado”. Jesús elige a estos doce discípulos para enviarlos a las muchedumbres, para comunicarles el mensaje del evangelio y así responder a las necesidades espirituales de las personas.

EVANGELIZAR NO SÓLO ES ANUNCIO Y PREDICACIÓN, SUPONE TAMBIÉN UNA TAREA TRANSFORMADORA DE LAS DIFERENTES REALIDADES QUE AFLIGEN A LAS PERSONAS. Por eso Jesús dio poder a sus discípulos para expulsar espíritus impuros y curar toda clase de enfermedad y dolencia.

Este aspecto nos ayuda a entender que la misión cristiana no puede quedarse en un asunto intimista o en la sacristía; el creyente está llamado a transformar la realidad a la luz del evangelio; la fe se proyecta en la vida social.

Un detalle que llama la atención es que Jesús limita en esta ocasión la misión de los apóstoles: “vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel”. De la misión universal se hablará más adelante, al final del evangelio. Por ahora más bien se ponen algunos límites. Encontramos aquí una enseñanza importante: LA MISIÓN DEBE SER GRADUAL, NO SE PUEDE IR A TODOS LADOS DESDE EL PRINCIPIO NI BUSCAR RESOLVER TODAS LAS NECESIDADES. Cada quien tiene algunos límites en su vocación que debe respetar para poder llevarla a cabo hasta el final. La revelación misma se ha hecho a lo largo de muchos años, Dios fue paciente con su Pueblo y se fue manifestando poco a poco, hasta llegar a la plenitud de los tiempos.

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Párroco en San Miguel Arcángel, Perote, Veracruz.