El concepto de identidad humana puede definirse como el conjunto de rasgos que hace de una persona ser quien es y lo distingue de los otros, al tiempo que le permite interactuar con su entorno. La formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su nacimiento y a partir de ahí evoluciona según los hechos y las experiencias que le acontecen a lo largo de su vida (Fundación Telefónica, 2011, 2012).
La identidad se va formando en el momento en que comienzas a interactuar con el entorno, los contextos, las personas que de un modo singular marcan tu vida a lo largo de ella, es decir las experiencias configuran la identidad personal, existen características personales que te identifican como individuo, estas cuando se ponen en juego o en práctica con los demás se hace una interacción social, pero la identidad individual es tan vital que requiere su tratamiento, su desarrollo hasta lograr la satisfacción personal en el área afectiva en los sentimiento, en el área cognitiva donde se va teniendo conciencia de sí mismo y del otro como personas diferentes y en el área activa donde el ser humano tiene que tomar decisiones haciendo uso de su libertad y voluntad.
Por ejemplo, en el caso de los documentos oficiales que certifican la identidad de una persona, se seleccionan aquellas características que permiten discernir la identidad de forma inequívoca, intemporal e incondicional y que conllevan un proceso, rápido y barato, de registro y comprobación. En concreto, combinan en el mismo documento características morfológicas, esto incluye aspectos físicos de la apariencia externa, así como aspectos de la estructura interna y fisiológicas que ofrecen, de forma sencilla, una garantía razonable de que su portador es quien pretende representar y típicamente está formado por una fotografía, la huella dactilar y la firma manuscrita (Fundación Telefónica, 2011, 2012).
La identidad digital se da entre combinar la sociedad, la cultura y la tecnología digital, hoy existen mayores posibilidades para la identificación digital. Esta identidad se organiza en torno a hechos y cosas que vinculan a esa persona, en un rol o situación concreta esto es información que yo publico, más información que comparto e información que existe sobre mí, da como resultado mi identificación digital. Así pues, la visión de nosotros mismos en la red y lo que hacemos en ella es solo una parte de la identidad digital.
Los usuarios a los que oímos, retuiteamos, comentamos su contenido y mostramos interés. De la influencia que sus comportamientos, gustos, aficiones e información que tienen de nosotros, es que los demás sacan conclusiones sobre quiénes somos en la red, además nuestros seguidores es otro factor, en fin. Nos hemos convertido en “seres digitales” antes el entrar en receso era descansar ahora estar en receso es desconectarse digitalmente.
Nos hemos formado una identidad falsa “nuestro ser más verdadero es en verdad una máscara que construimos, una construcción que hacemos para los otros” (Goffman,). Según las redes sociales y toda la información almacenada en los grandes servidores, porque ahora lo que vale más es quien tiene mayor información de los ciudadanos del mundo, los dueños son los grandes multimillonario y cuidado porque a través de esta información están ya controlando el mundo: la economía, la política y a toda la sociedad ya que son los amos y señores dueños de la identidad digital de las personas.
Encontrar modos en que las tecnologías armonicen, en lugar de polarizar, y de que todos nos conectemos de manera más profunda y significativa con los demás y con el mundo natural reducirá la distancia y nos permitirá ver a nuestros congéneres, “la idea de que todos tenemos el mismo origen, género o clase, varios dioses ordenadores del universo y apoyo de una moral es algo congénere a toda religión” como lo que verdaderamente somos: no «otros», sino todos iguales, las cosas, los animales, las personas. Una identidad donde podrás ser lo que quieras no importando tu esencia, una verdadera aberración.
No habrá diferencias de género, de especie ni de origen mucho menos de una identidad individual, además la inteligencia artificial avanza con una capacidad exorbitante. El rol que juega China es preponderante, donde existe un control de las personas a lo que ha servido como un campo de concentración de cibernéticos tecnológicos, donde se tiene un dominio de mercado absoluto que se pretende implementar en todo el mundo.
Por RUAN ANGEL BADILLO LAGOS