* En los días de la hospitalización del Papa hubo muy poco dinamismo informativo creíble.
* Muchos medios «informativos» simplemente mentían de forma simplista e insidiosa, con normalidad.
Del 29 de marzo al 1 de abril la prensa italiana, y por tanto también gran parte de la prensa extranjera (casos por inercia), siguió repitiendo -en particular la TV, y al primer lugar obsesivamente Rai (Radio y Televisión Italiana) – la «verdad oficial» sobre el motivo de la misteriosa hospitalización del Santo Padre en el Hospital Gemelli.
Obviamente, las letras eran todos instrumentos de una sola orquesta de megáfonos. Hubo pocas excepciones, pero afortunadamente las hubo.
La mayoría de la gente común optó por no hacer preguntas y no investigar, acatando las versiones oficiales y muchas sugerencias vía whatsapp que le “dirigieron” .
Sin embargo, hubo periodistas que cuestionaron, que pusieron en duda de manera consistente y suficientemente fidedigna estas versiones oficiales. Eran fuentes que ofrecen detalles relevantes para aclarar dudas, falsedades y manipulaciones.Han tenido malos momentos durante ciertos periodos, claramente malos.
Ese singular periodismo que no avergua, que no investiga y que sólo repite las «verdades oficiales», ahora que se sabe la verdad, ni siquiera trata de explicar qué pasó y por qué. Sin embargo, el Pontífice fue claro: el 29 de abril a última hora de la mañana estaba inconsciente en el hospital Gemelli y se temía por su vida.
Muchos simplemente repitieron –sin la menor verificación– que el Santo Padre fue hospitalizado para controles programados, pero ahora conocemos a cambio detalles sobre la gravedad de la situación que antes no pedían contar. Y, simplemente, esos mismos medios ahora se adaptan como hace días. Repiten la versión oficial.
Pero antes Del 29 de marzo al 1 de abril, ¿dónde estuvieron?
Este tipo de información hace mucho daño a la Iglesia y en particular al Papa, y nadie debe olvidar que esta Iglesia y su Pastor Universal son por definición –o deberían ser– el medio paraproclamar la Verdad que anuncia el Evangelio.
Lo que ahora parece claro es que en aquellos tiempos había muy poco dinamismo informativo, creíble y cristalino.
Muchos de ellos simplemente mentían de forma simplista e insidiosa, y durante los días mentían con normalidad.
El deber del periodismo es: decir la verdad que se pueda demostrar, apoyándose de manera fehaciente y haciendo todas las exigencias, incluidas las incomodidades y las penas, para obtener la mayor cantidad de verdad posible.
No es deber del periodismo verdadero y libre complacer las mentiras.
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
MIÉRCOLES 12 DE ABRIL DE 2023.
