“Amarás al Señor tu Dios” y “amarás a tu prójimo” es el “corazón de nuestra fe”, lo planteó el Papa en su alocución precedente al rezo mariano del Ángelus este XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, 3 de noviembre de 2014.
Dirigiéndose a la multitud de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro y comentando el Evangelio del día, el Papa Francisco retomó un pensamiento expresado en su reciente encíclica Dilexit Nos: el corazón es “la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones”. Y Jesús, observó el Sucesor de Pedro, nos dice que la fuente de todo es el amor, que no debemos nunca separar a Dios del hombre.
Francisco afirmó que no cuentan las prácticas exteriores, sino cómo nos amamos entre nosotros. Además, reconoció que podemos hacer muchas cosas, pero hacerlas solo para nosotros mismos y sin amor, con el corazón distraído o cerrado. “Y esto no va”, agregó el Pontífice de manera espontánea, acotando que hay que realizarlas “con amor”.
“Cuando el Señor venga, en primer lugar, nos preguntará ante todo sobre el amor: ‘¿Has amado?’.”
Francisco insistió en la importancia de fijar en el corazón el mandamiento más relevante. “¿Cuál es?”, reiteró. “Ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo”, replicó.
A continuación, sugirió efectuar un examen de conciencia diario para preguntarnos si el amor a Dios y al prójimo es el centro de nuestra vida y si nuestra oración a Dios nos empuja a ir hacia los hermanos y a amarlos con gratuidad. Asimismo, incentivó a interrogarnos: “¿Reconozco en el rostro de los otros la presencia del Señor?”.
El Sucesor de Pedro concluyó su intervención invocando a la Virgen María, que llevaba la ley de Dios impresa en su corazón inmaculado, para que “nos ayude a amar al Señor y a los hermanos”.
Ciudad del Vaticano.
Domingo 3 de noviembre de 2024.