La creencia cristiana en Irlanda “ha desaparecido a todos los efectos”, dijo el arzobispo de Dublín, monseñor Dermot Farrell, en la edición de 2021 de «Síolta», la revista anual del Seminario Nacional del St Patrick’s College, situado en Maynooth.
Farrell, quien debe su carrera estelar a su activismo anticatólico, situó la crisis de fe sobre todo entre las generaciones más jóvenes, es decir, entre los que han crecido en el Novus Ordo. Añadió que Irlanda tiene un clero envejecido, “muy pocas” vocaciones, una “gran declinación” de los católicos practicantes, y espera problemas financieros.
A pesar de ello, “no es pesimista”, ya que sugiere un “programa de catequesis [modernista vacía]” para sustituir la actual enseñanza de la fe a los jóvenes, y un “modelo institucional participativo de Iglesia” con un “liderazgo de servicio”, lo cual constituye el habitual intento modernista de resolver los problemas creando tópicos.
Farrell sugirió románticamente que “cuando los jóvenes se ofrecen para cuidar a los enfermos, o a los ancianos, o a los pobres, cuando están acompañados, eso puede facilitar una dinámica en la que el Señor empieza a hablar y a mover el corazón del joven”.
Su conclusión es que “Tenemos que empezar por aquí en lugar de decirle a la gente que vaya a Misa”. El 16 de agosto Farrell declaró a RTÉ Radio One que la Iglesia debería “tender la mano” a las organizaciones de homosexuales “que no han sido acogidas en el pasado”.
No sorprende que la fe haya desaparecido en Irlanda.
en.news.
ANTECEDENTE DEL MISMO ARZOBISPO DE DUBLIN:
Nuevo arzobispo de Dublin: Más de lo viejo.
El nuevo arzobispo de Dublin, monseñor Dermot Farrell, de 66 años, dijo el 2 de enero en el sitio web IrishTimes.com que él quiere “mujeres diaconisas”.
Según esta teoría, la barrera más grande a las mujeres sacerdotes “es probablemente la tradición, no las Escrituras” – aunque Cristo mismo sólo instituyó varones para el sacerdocio.
Farrell quiere también abolir el celibato mediante la presentación del “enfoque ortodoxo” como un modelo futuro posible que, sin embargo, relega el celibato solamente a los monasterios.
Sorprendentemente, Farrell se opone a la “bendición” de los adúlteros o de las parejas homosexuales: “Una vez que comienzas a bendecir cosas como esas, las personas van a interpretarlo como un matrimonio. No podemos tener esa especie de situación en la Iglesia”.
