Analizando la realidad social que vivimos, nos damos cuenta de que hay la grave necesidad de educar y proyectar en las familias la paz. La familia juega un rol fundamental en la propagación de la paz, ya que es la primera institución que socializa con el individuo, porque desde la concepción de un nuevo ser humano existe ese contacto con mamá y muchas veces también con papá.
La familia, al ser la primera institución socializadora y formadora de la persona, influye sobremanera en la adquisición de las herramientas que le harán un ser humano de bien para la sociedad. Lo que se aprende en el hogar, será plasmado a lo largo de toda la vida, por ejemplo, el aprender a convivir, a relacionarse y ser parte de un grupo concreto, a respetar reglas de conducta y ubicar tiempos y espacios, así como el respeto hacia Dios, hacia los demás y a sí mismo.
Es por eso que en la familia aprenderá a enfrentarse a todas las situaciones que se le presenten y los agentes que apoyarán este crecimiento son la escuela, las instituciones religiosas, los tan usados medios de comunicación, así como los amigos que encontrará en el camino.
Dios ha dispuesto para el ser humano el ser sociable y religioso, por eso lo es por naturaleza. Y la familia está llamada a atender el crecimiento y desarrollo de cada infante, ya que el niño adquirirá el contacto con otras instancias a través de papá y mamá y así, adquirirá herramientas que le lleven a enfrentar los desafíos que cada etapa y situación le pedirán, sin olvidar que las primeras experiencias serán de gran impacto y muy gratificantes, si estas son las más adecuadas a este fin.
El mejor referente para un niño es la familia, ya que ahí aprenderá a vivir el amor, la comprensión, el respeto, la alegría, la solidaridad, la paz y como base fundamental, el amor a Dios, al prójimo y a sí mismo. La familia le enseñará el arte de la vida, es decir, cómo enfrentarla, cómo vivir la disciplina, cómo comportarse ante distintas situaciones y cómo reaccionar en momentos serenos y en experiencias turbias.
El Papa Francisco en una de sus homilías hablaba de tres aspectos muy importantes para lograr la paz desde nuestras familias:
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- Pedir al Príncipe de la paz que nos pacifique el alma: El Papa dijo que se trata de una pacificación ante todo “con nosotros mismos, pacificar el alma”. “Muchas veces nosotros no estamos en paz” sino “con ansiedad”, “con angustia y sin esperanza”. Y la pregunta que nos dirige el Señor es: “¿Cómo está tu alma hoy? ¿Está en paz?”. Si no lo está, el Papa Francisco exhortó a pedir al Príncipe de la paz que la pacifique para prepararse al encuentro con Él. “Nosotros estamos acostumbrados a mirar el alma de los demás” y pide a cada uno “mira tu alma”.
- Pacificar la familia: ¿hay puentes o murallas? Después es necesario “pacificar la casa”, la familia. “Hay tantas tristezas en las familias, tantas luchas, tantas pequeñas guerras, tanta desunión a veces”. El Papa invitó a preguntarse si la propia familia está en paz o en guerra, si uno está contra el otro, si hay desunión, si hay puentes o “murallas que nos separan”.
- Preguntar a los niños: ¿intimidas o haces la paz? El Papa pide que se pacifique el mundo donde “hay más guerra que paz”, “hay tanta guerra, tanta desunión, tanto odio, tanta explotación. No hay paz”. Y también nos invita a preguntarnos ¿Qué hago yo para ayudar a la paz en el mundo? ¿qué hayo yo para ayudar la paz en el barrio, en la escuela, en el lugar de trabajo?
- Hacer la paz es un poco como imitar a Dios. La paz siempre va adelante, jamás está detenida, “es fecunda”, “comienza desde el alma y después vuelve al alma tras haber hecho todo este camino de pacificación”, evidenció el Papa y añadió: hacer la paz es un poco imitar a Dios, cuando ha querido hacer la paz con nosotros y nos ha perdonado, nos ha enviado a Su Hijo para hacer la paz, para ser el Príncipe de la paz.
Juntos luchemos por la paz, reconciliémonos para que la paz vuelva a nosotros. Y como familias sigamos en el esfuerzo de generar la paz interior para que eso se pueda ofrecer a las futuras generaciones:
LA PAZ.
Con información de Gaudium/Pbro. Marco Cortés Muñiz
