La fallida contraofensiva de Ucrania contra Rusia, deja en evidencia las tácticas de combate de la OTAN

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* Kiev y sus aliados occidentales tenían grandes esperanzas sobre la tan anunciada contraofensiva ucraniana. Sin embargo, los resultados actuales no responden en nada a las expectativas, ya que «las líneas del frente apenas se han movido, y Ucrania ha perdido un enorme número de hombres y equipos»: ‘American Greatness’.

Durante los últimos meses, Occidente se esforzaba para equipar completamente al Ejército ucraniano ante la creciente escasez de las armas soviéticas y el estado deplorable de su industria militar nacional, incapaz de satisfacer las demandas actuales. Lo importante es que los paquetes de la ayuda occidental incluían no solo equipamientos, sino también plenos entrenamientos de los militares de Ucrania conforme a los últimos estándares de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN).

Por consiguiente, el autor de la publicación, Christopher Roach, hace foco en que actualmente las FFAA ucranianas llevan combates, ajustándose a las tácticas y planes operativos de la OTAN, que les construyó «a su imagen y semejanza, dando prioridad al ataque, la maniobra y las tácticas de armas combinadas».

«Por desgracia, lo que parece bueno sobre el papel no siempre funciona sobre el terreno«, así reconoce el autor la ineficacia de las estrategias de la alianza, adoptadas en el Ejército ucraniano.

Mientras Occidente anunciaba nuevos y nuevos paquetes de la ayuda militar a Kiev, que van lejos de comprender solo armas defensivas, como lo declararon inicialmente, Rusia llevaba todo el tiempo preparándose a la contraofensiva de Kiev, creando terrenos minados impenetrables y aumentando el número de drones a disposición de sus unidades. Los preparativos r usos hasta el momento demuestran la alta calidad del trabajo realizado, ya que las tropas ucranianas no han logrado avanzar más allá de la primera línea de defensa rusa, siendo detenidas en la línea de contacto o avanzando un poco en la llamada zona gris.

«Decenas de tanques Leopard II y vehículos de combate de infantería Bradley —el equipo de guerra terrestre más avanzado de la OTAN— han sido destruidos e incendiados por minas, drones kamikazes y artillería durante la estancada ofensiva», afirma el autor del texto.

Destacando este hecho, Roach subraya que son principalmente las brigadas ucranianas, preparadas por la OTAN, que han dado el menor rendimiento, después de que Occidente estuviera «jactándose» del supuestamente «superior entrenamiento, equipamiento y arte operacional» de las tropas de Ucrania. Los países occidentales han aplicado numerosos esfuerzos para entrenarles a la contraofensiva, pero, como señala el autor, la alianza militar nunca ha participado en el conflicto de tal tipo, lo que lleva al fracaso de estrategia actual.

Así, Roach sugiere que la OTAN apostaba por una repetición de los acontecimientos en la región de Járkov en otoño de 2022, pero resulta evidente que Rusia ha revisado su planteamiento desde aquellos sucesos.

Abordando el estado de cosas actual, el autor de la publicación hace hincapié en que desde la guerra de Corea, EU no había librado un combate convencional significativo, como el que se lleva ahora en Ucrania, contra un oponente igual, e incluso el conflicto coreano se redujo a una guerra de desgaste de escasa movilidad entre adversarios «fuertemente atrincherados». Asimismo, tras el éxito de la operación rusa en Artiómovsk (Bajmut) y «la aparentemente infructuosa ofensiva ucraniana cerca de Zaporozhie», EU se enfrenta ahora a la cuestión de las capacidades de sus tácticas ofensivas habituales.

Como señala Roach, los resultados de Ucrania «son una prueba del modo de hacer la guerra de EU frente a un adversario convencional», y los resultados actuales se aplicaría también a él «ya sea en una confrontación directa de la OTAN con Rusia, pero también en cualquier guerra futura contra China, Irán o cualquier otro oponente convencional».

El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el 24 de febrero el lanzamiento de la operación militar especial para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio cometido por parte de Kiev. Moscú destacó que EEUU y otros países de la OTAN se implicaron en el conflicto con el envío de grandes cantidades de armas a las tropas ucranianas, que desde mediados de febrero de 2022 intensificaron sus ataques contra los civiles de las repúblicas de Donbás.

El 9 de junio, el presidente ruso, Vladímir Putin, indicó que había comenzado la contraofensiva ucraniana. No obstante, en sus primeros días, las FFAA de Ucrania sufrieron numerosas pérdidas tanto de material militar como de soldados.

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