La cloaca de los populistas latinos y españoles

Héctor Moreno
Héctor Moreno

César Hernández Paredes es un mexicano orgullosísimo de su filiación ideológica, tan es así que en su página de Facebook posa -además de vestir una chamarra color marrón y una gorra con el nombre y el logo de su empresa, Neurona- con figuras pequeñas del “Che” Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales,Lenin y un diminuto muñequito con la figura de López Obrador cruzado en su pecho con una banda presidencial.

Su nombre y sus gustos no pasarían de ser mera anécdota si alrededor de él no se tejiera una trama de corrupción de los gobiernos populistas de Latinoamérica y de España.

Hernández Paredes es el actor y beneficiario principal de una empresa de consultoría con pagos en millones de dólares, pero sin responsabilidad jurídica hasta donde se conocen las indagatorias.

Ese detalle es solo un eslabón de un bien estructurada operación en donde los contratos son por adjudicación directa; en donde se incumplen los términos del contrato y se usan empresas fantasmas para los dividendos económicos.

Esa tramoya es ignorada por las autoridades de México, donde Hernández tiene registrada la empresa y la marca Neurona, pero en Bolivia ya hay dos detenidos y en España la figura clave es Juan Carlos Monedero, el consultor y académico rock star de los socialistas.

El mexicano Hernández Paredes opera redes de apoyo a López Obrador desde al menos hace ocho años, las cuales han jugado un papel clave en una cloaca que une a los gobiernos de Pedro Sánchez, Alberto Fernández y a otros populistas como Evo Morales.

 

Transmisores de corrupción

La historia de Paredes se reconstruye a pedazos.

Encabezó en 2014 a un grupo de jóvenes mexicanos “voluntarios” llevados a Bolivia para apoyar la reelección de Evo Morales, postulado por el Movimiento Al Socialismo (MAS). Aseguró haber formado en ese entonces a un grupo de “guerreros digitales” y advirtió que el pago de esos servicios le permitió “financiar otros proyectos progresistas que se encontraban sin capital en otras partes del mundo”.

Los “voluntarios” fueron a Bolivia por invitación de Natalia Antezana, quien era directora de Comunicación de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic) con Evo Morales.

Antezana era colaboradora habitual del portal revolución tres punto cero desde 2012 en donde se autodefinía como “méxico-boliviana, latinoamericanista, especializada en jóvenes, interculturalidad y educación. Comprometida con la información e investigación”.

El portal revolucióntrespuntocero.com, fundado por César Hernández Paredes formó parte de una estrategia de apoyo mediático al surgimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dirigido por López Obrador tras su segundo fracaso presidencial en 2012. Otro de los medios fue el impreso Regeneración.

Carlos Payán Velver, director fundador de La Jornada y Epigmenio Ibarra, propietario de Argos, fueron los asesores para la elaboración del portal. De hecho, en 2014, Hernández Paredes se acreditó en Bolivia como integrante del equipo de Argos.

Ese bloque de medios y algunos comunicadores en activo como Jenaro Villamil, Fabrizio Mejía, John Ackerman, Enrique Márquez y Paco Ignacio Taibo II formaban parte de la red dedicados a denostar sistemáticamente a los gobiernos federales de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Eran una especie de Comisión Nacional del Desprestigio.

Entre 2015 y 2018, Neurona Consulting apoyó a la causa de López Obrador y trajo a México a Juan Carlos Monedero, en su calidad de consultor. De hecho, el columnista Jorge Fernández Menéndez asegura que Monedero era parte de la firma, de acuerdo a un dossier de la empresa de 2019.

Para esos años a Monedero ya le había sido descubierta otra jugarreta. En 2013 el Banco del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, fundada en La Habana, Cuba en 2004) le pagó 425 mil euros de los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela por un estudio para crear una moneda única en el Continente.

El pago de sus servicios le fueron depositados a una cuenta personal y luego transfirió los recursos a Caja de Resistencia Motiva2 Producciones SL, una empresa fantasma.

Cuando el asunto se hizo público, en 2015, Monedero fue obligado a pagar los impuestos correspondientes y la Universidad Complutense lo sancionó por seis meses sin goce de sueldo.

En su columna Signos Vitales, de El Economista, Alberto Aguirre detalló en diciembre de 2019:

“En el otoño del 2015, Juan Carlos Monedero estuvo en la Ciudad de México, convocado por Clacso [Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales] y su socio local, la Fundación Alternativa y Debate, de Cuauhtémoc Cárdenas. A partir de entonces, el cofundador comenzó una productiva colaboración con activistas e intelectuales de la izquierda mexicana, entre los que se cuentan Payán, Ibarra y John M. Ackermann, con quien actualmente coordina el curso internacional sobre Estado, gobierno y democracia en el que el director de Neurona Consulting imparte el módulo sobre redes sociales.

“Ambos catedráticos forman parte del equipo de entrenadores, maestros y consultores que en los últimos cuatro años han impulsado “capacitaciones y argumentarios específicos”, por invitación de Hernández Paredes.

“Neurona Consulting produjo materiales audiovisuales para Morena en el 2017 — para la campaña de Delfina Gómez por la gubernatura del Estado de México— y en el 2018. Este año ha desplegado campañas en Colombia, Ecuador y Bolivia para alentar protestas sociales y candidatos de izquierda”.

Monedero estuvo en noviembre de 2018 para dictar la conferencia magistral “Retos para la Transformación del Estado y el Régimen Político de México” como cierre de un seminario académico coordinado por John Ackerman en calidad profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Como parte de su estancia asistió como invitado de honor a la toma de posesión de López Obrador el 1 de diciembre de ese año.

 

A cuidarse las espaldas

Esos antecedentes explican el despliegue de recursos del gobierno de López Obrador para rescatar a Evo Morales en noviembre de 2019 (tras cometer un fraude electoral) y otorgarle un asilo dorado con sus acompañantes: seguridad a cargo de militares, presupuesto y hasta documentación oficial, cuyo costo no ha sido revelado por las autoridades.

Algunos funcionarios de su gobierno se asilaron en la embajada de México en Bolivia, una de ellas fue Gisela López quien huyó a Argentina a los pocos días. Ella autorizó los contratos con Neurona Consulting en su calidad de Ministro de Comunicación en el gobierno de Evo Morales.

Una “visita” de la encargada de negocios de la embajada española escoltada por cuatro hombres encapuchados armados a los bolivianos asilados en la sede mexicana llamó la atención internacional esos días y fue una de las claves para que

el nuevo gobierno boliviano revelara una investigación.

Producto de ocho contratos por adjudicación directa, entre 2017 y 2018, Consulting Neurona recibió 1.8 millones de dólares autorizados por el Ministerio de Comunicación que le fueron depositados en sus cuentas de HSBC y BBVA en México y es acusada por el gobierno boliviano de triangular recursos a las

campañas electorales de Unidas Podemos, el partido de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, en las elecciones generales de abril y las autonómicas de mayo

de 2019.

Hasta ahora hay dos personas presas en Bolivia por ese caso.

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En España, las autoridades judiciales han descubierto que la contratación de Neurona Consulting fue hecha antes de que tuviera registro legal en España.

El último capítulo de la trama la reveló El Mundo de España, el 24 de agosto, pues 308 mil euros que Podemos acreditó como pago a Neurona Consulting realmente fueron a parar a una cuenta de Creative Advice Interactive Group cuya sede es una vivienda ubicada en… ¡Guadalajara, Jalisco!

En tanto, Ackerman, Paco Ignacio Taibo, Enrique Márquez, Epigmenio Ibarra, Carlos Payán, La Jornada, Argos son actores principales en el régimen de López Obrador.

Mientras, Evo Morales y los suyos están bajo resguardo de Alberto Fernández en Argentina, lejos del alcance de la justicia boliviana.

 

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