El estado mexicano de Campeche está convertido en un auténtico polvorín político, al quedar al descubierto el proceder mentiroso del ex gobierno, en el afán de legislar contra la vida. Así, lo único cierto en estos momentos para los campechanos es que el ex mandatario Carlos Miguel Aysa González no sólo heredó una auténtica “papa caliente” al régimen de la morenista Layda Sansores San Román, sino también, a conveniencia de acuerdos políticos personales con el ejecutivo federal y «traicionando» a su partido, favoreció a los actuales diputados de MORENA que impulsan el aborto y la implantación de la Ideología de Género, y parecen tratar de crear una confrontación de grupos universitarios contra la Iglesia y los católicos en la entidad.
En efecto, el ex gobernador Carlos Miguel Aysa González, ahora se sabe, incumplió su promesa y nunca devolvió con su firma aprobatoria al Congreso del estado de Campeche, la documentación que garantiza en la entidad el derecho a la vida desde el momento de la concepción, por lo que, de conformidad con la ley, debe restablecerse el procedimiento y someterse al veredicto del Congreso para su respectiva discusión y, en su caso, aprobación.
Gracias a dicha maniobra del entonces gobernador Aysa González, ahora los promotores del aborto (dentro y fuera del Congreso campechano), pretenden pasar por alto los sanos resultados de la Iniciativa Popular que, con el aval de la firma de 40,000 habitantes del estado, condujo a que en sesión celebrada casualmente en el Congreso local el día del cierre de campañas electorales del año pasado, fuera aprobada para garantizar el respeto a la vida humana desde el momento de la concepción.
Sin embargo, mañosamente el ex gobernador Aysa González no remitió, no devolvió al Congreso con su firma aprobatoria lo que debió convertirse en el Decreto oficial para el blindaje de la vida desde el momento mismo de la concepción. De tal manera que quedan en claro varios aspectos que han generado legítima indignación de los campechanos:
1.- Aysa González simuló, con fines electorales, respaldar la voluntad ciudadana expresada en la Iniciativa Popular provida aprobada en el Congreso.
2.- Al no remitir al mismo Congreso, con su firma, su refrendo como titular del Ejecutivo a lo aprobado por los legisladores, heredó a su sucesor (en este caso sucesora, Layda Sansores San Román) una auténtica “papa caliente” la tener que repetirse el procedimiento legislativo para el blindaje legal a la vida en beneficio de todos los campechanos, desde el momento mismo de la concepción.
3.- Al dejar en el “limbo político” lo aprobado por la Legislatura anterior, la mañosa maniobra de Aysa González fué meramente con fines personales para salvaguardar sus acuerdos políticos, como lo fue el colocarlo como embajador en República Dominicana. Derivado de esto, sólo se favorecieron legisladores, asociaciones y grupos contrarios a la vida y promotores de la ideología de género.
De tal suerte que la falsedad política, el engaño de que fue víctima la sociedad campechana, sólo recrudece la polarización de la ciudadanía; fomenta la confrontación en todos los estratos e impide el clima de paz y unidad que debiera prevalecer en Campeche, para la superación de los graves problemas existentes y que hacen nugatorio el supuesto bienestar que aseguraron haber alcanzado los anteriores gobiernos, “en beneficio” de las familias del estado.
Queda en claro que la voluntad ciudadana fue burlada, que la Iniciativa Popular fue sepultada, que la votación del Congreso en favor de la vida fue enviada al “limbo” y que todo ello sólo ha servido a los impulsores de la Cultura de la muerte, a quienes buscan la legalización del asesinato de inocentes e indefensos en el vientre materno.
Es así que, en el Congreso del estado de Campeche, el legislador de MORENA, José Héctor Malavé Gamboa, pasando por alto todos los argumentos científicos admitidos globalmente, ahora pretende descalificar a los defensores de la vida, diciendo que recurren a argumentos “teológicos” para oponerse al aborto. La postura de Malavé Gamboa es falsa y maliciosa, en sus intentos de defender el asesinato de inocentes e indefensos.
Así es. Quienes defienden la vida (muchos los cuales ni siquiera profesan alguna religión), no sustentan su postura en base a citas bíblicas o argumentos teológicos, sino en estudios científicos avalados por Universidades, Centros de Investigación y reputados especialistas. Las pruebas en este sentido abundan a nivel mundial.
Sin embargo, a falta de avales de esa magnitud, entonces los proabortistas como Malavé Gamboa se deslizan al campo ideológico, desde el que califican de “integristas”, “derechistas”, “conservadores” a los defensores de la vida, con el fin de descalificarlos a priori, de antemano, sin aportar evidencias acerca de la existencia de vida o no dentro del vientre materno. Pretenden pasar por alto que no se trata de un mero debate, de una especie de concurso de oratoria o de una confrontación entre la Teología y la Ideología de Género, sino de la evidencia empírica acerca de la existencia de vida humana, de la generación de un ser humano diferente con derechos inherentes.
La obsesión ideológica de Malavé Gamboa y su pobreza argumentativa lo llevan a recurrir, por ejemplo, a la Guerra Cristera: ¿Qué tiene que ver La Cristiada con la defensa de la vida? ¿Por qué citarla? ¿Para qué recurrir a ella, cuando de lo que se está hablando es de lo que ocurre dentro del vientre materno y no de las leyes callistas de persecución religiosa? Pero, en fin, el caso es que, en su nebulosidad racional, personajes como Malavé Gamboa tratan forzosamente de mezclar la respetable religiosidad de las personas, con algo que va más allá de si es creyente o no: la existencia de la vida. De vida humana, el derecho a vivir.
Pero la perversidad y los objetivos políticos de convertir el derecho a la vida en un conflicto de gran magnitud en Campeche parecen quedar plenamente manifiestos cuando el propio Malavé Gamboa apela a la Universidad. A la Universidad del Estado. El propósito es claro: ampliar la discusión y convertir el asesinato en el vientre materno en un escenario que empuje al choque de activistas universitarios con los defensofres de la vida. Es llamar al acoso de los colectivos feministas a las iglesias, como ha sucedido en otros puntos del país del mundo, empezando por las “Femen” europeas, para terminar con las dedicadas a pintarrajear las fachadas de Catedrales y templos. A eso quieren llevar a Campeche.
Para eso Malavé Gamboa parece apelar a la Universidad. Para que ésta tome partido.
¿Se dejará arrastrar en esa maniobra la gobernadora Layda Sansores, o respetará ésta la voluntad expresa en decenas de miles de firmas que respaldaron la Iniciativa Popular provida?
Ya lo dijo la organización +MAS VIDA +MÁS FAMILIA:
Estaremos observando atentamente, y si no se hace cumplir la voluntad de los campechanos, entonces eso representará un costo político muy alto para la gobernadora.