Al inicio de la 50 audiencia del proceso que se desarrolla en el Vaticano por las inversiones financieras de la Secretaría de Estado en Londres, el Promotor de Justicia, Alessandro Diddi, informó sobre su entrevista con la «autoridad suprema» (el Papa) durante la cual obtuvo de esta por último, una correspondencia entre el cardenal Becciu y el Papa, que luego leyó.
Se trata – informó el “pool” de periodistas admitidos en la Sala multifuncional de los Museos Vaticanos – de tres cartas con anexos, en las que el cardenal Becciu escribe al Santo Padre para obtener de él la confirmación de que la decisión de enviar el dinero a la Secretaría de Estado para el secuestro de la monja en Malí y la compra del Palacio de Londres fueron autorizados por el Papa.
De hecho, a las tres cartas se adjuntan dos declaraciones que Becciu pide a Bergoglio que firme: uno se refiere a la liberación del rehén y el otro se refiere a una oferta para comprar el Palacio de Londres.
Según las solicitudes del cardenal, se suponía que el Papa confirmaría su participación en estas negociaciones, pero en sus respuestas el Santo Padre niega a Becciu ambas solicitudes.
En la primera carta, fechada el 21 de julio de 2021, sobre una propuesta de compra del edificio Sloane Avenue que data de 2020, el Papa escribe: “Inmediatamente me pareció extraño por los contenidos, las formas y los tiempos elegidos; era necesario aclarar el contenido y las perspectivas de esta operación. Mi perplejidad se acrecentó aún más cuando me percaté de que la iniciativa en cuestión tenía por objeto, entre otras cosas, interferir, con efectos obstaculizadores, en las investigaciones de la Procuraduría de Justicia”.
El 24 de julio, el cardenal Becciu responde:
“Debería citarte como testigo en el juicio, pero no me permitiría hacerlo, sin embargo necesito dos declaraciones tuyas para confirmar cómo sucedieron los hechos”.
Finalmente, la tercera carta contiene la «posición negativa» del Papa sobre las declaraciones que el cardenal Becciu pretendía hacerle firmar.
En cuanto a la oposición del vínculo de secreto, solicitado por Becciu por el relato de la liberación de la monja secuestrada en Malí, el Santo Padre precisa: «Reitero que la entrega de dinero a un intermediario, debido a los aspectos opacos que surgieron según a las tesis acusatorias, no puede ser amparado por el secreto de Estado por razones de seguridad, ni susceptible de oposición al secreto papal»,sin embargo, necesito dos declaraciones de usted para confirmar cómo ocurrieron los hechos».
Finalmente, la tercera carta contiene la «posición negativa» del Papa sobre las declaraciones que el cardenal Becciu pretendía hacerle firmar.
Al final de la lectura de las cartas y tras una pausa, el presidente del Tribunal Vaticano, Giuseppe Pignatone, a pesar de la oposición del abogado Panella, que defiende a Craso, según el cual «la autoridad suprema no puede entrar en este proceso», ordenó que se introdujera en el expediente toda la correspondencia.
La audiencia continuó con el interrogatorio del comandante de la Gendarmería vaticana, Gianluca Gauzzi Broccoletti, citado por el tribunal vaticano para informar de la visita del 3 de octubre de 2020 a la casa de Becciu, por invitación del propio cardenal, realizada junto a otro miembro de la la Gendarmería Stefano De Santis.
Se trataba de una entrevista de dos horas, informó Gauzzi, «en un momento en que la prensa presionaba mucho sobre el Palacio de Londres». En aquella ocasión, el comandante también informó al cardenal sobre la situación de Cecilia Marogna, ya que acababan de llegar los papeles de Eslovenia sobre el uso indebido del dinero pagado por la Secretaría de Estado a las mujeres.
“Hasta ese momento Becciu estaba muy despegado -comentó Gauzzi- y no demasiado molesto, pero cuando toqué este tema el cardenal se arrodilló y llevándose las manos a la cara dijo: ‘Si esto sale, saldrá’ será una gran pérdida para mí y para mis familiares’”.
En otras dos circunstancias, nuevamente sobre el caso Marogna, Becciu «dijo que si esto se publicaba me iban a matar», dijo Gauzzi. Sobre la liberación de la monja, el Promotor de Justicia, Alessandro Diddi, preguntó a Gauzzi si sabía de la suma de dinero por la liberación de la rehén, y el comandante respondió: “El cardenal dijo que había informado al Papa de ese dinero, pero no sabíamos el destino de ese dinero”.
Luego fue el turno de Stefano De Santis, ya escuchado por la acusación y por varias defensas, a quien solo le faltaba culminar su interrogatorio.
Preguntado por Crasso, defensor de Panella, sobre su conocimiento de Francesca Immacolata Chaouqui, De Santis respondió: “La conocí en la época de Vatileaks. Ella se presentó espontáneamente y le entregué el informe al Promotor de Justicia. Entonces ya no tuve más contacto».
Sobre el interrogatorio de Perlasca el 23 de diciembre de 2020 y la cena en el restaurante Lo Scarpone, con la supuesta grabación, De Santis afirmó que Perlasca fue a su oficina para informarle que al día siguiente iría a cenar con el cardenal Becciu en el Restaurante La Bota. En cuanto a la supuesta grabación de la cena, el gendarme vaticano comentó: “Estaba en su mente, pero nunca hemos hecho ninguna actividad en territorio italiano”.
Al final de la audiencia, el cardenal Becciu hizo unas declaraciones espontáneas en las que se declaró «amargado» por las afirmaciones de Gauzzi Broccoletti: «Me dijo que mantuviera la reunión en privado, no hablé con nadie al respecto. Me dijo que yo era el estafador y que no estaba bien que yo pagara los gastos de Cecilia Marogna. Debo decir, a mi pesar, que mi confianza en el Comandante Gauzzi ha sido dañada. Sin embargo, no le guardaré rencor, soy sacerdote».
La audiencia de hoy ha concluido con la solicitud de Pignatone a De Santis para que elabore una nota escrita sobre las monedas y medallas incautadas en Tirabassi, por valor de 8 millones de euros. La próxima audiencia está programada para el 16 de marzo, cuando Mons. Edgar Peña Parra, suplente de la Secretaría de Estado.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 9 DE MARZO DE 2023.
SIR.