José Manuel Suazo… Comunicar como Dios manda

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Quienes hemos dedicado parte de nuestra vida profesional a la labor de comunicar en la Iglesia sabemos que no es fácil. Especialmente en una fuente la cual está expuesta al implacable escrutinio de los medios y desde dentro, en la Iglesia, donde también se puede ser blanco de críticas o diana de dulces alabanzas que enervan la objetividad para ponerse al servicio del poder antes que de la Verdad.

Afortunadamente son más quienes han visto que informar y comunicar en la Iglesia tiene un propósito más trascedente. Desde luego, hay medios católicos que han marcado historia. Otros ahora se cuelgan de los nombres del pasado, olvidado y hasta corrompido lo que les originó. Desafortunadamente en México hace falta mucho y se pueden contar, con los dedos de la mano, las fuentes de información católica con vocación indiscutible.

Detrás están los artífices. Verdaderas mentes y genios que no es sencillo encontrar en un medio tan voluble, de egos y poses. Sin duda José Manuel Suazo Reyes es de los primeros. El anuncio de su inminente relevo de un cargo estratégico ha generado una ola de sentimientos que dan cuenta de que el comunicador dejó impronta profunda.

Suazo se construyó un respeto con la suficiente justificación ahora traducida en el agradecimiento de muchos quienes cubren la fuente religiosa en el estado de Veracruz. A diferencia de otros colegas, sabe bien que la labor de vocero es salir a defender, afrontar y confrontar. Las crisis tomarlas como el toro, por los cuernos, y defender lo propio de la Iglesia católica. Conceder sin ceder, informar para formar, posicionar para influir.

Pero otras características hacen que Suazo Reyes deje un puesto que, quien venga, debe igualar o, mejor aun superar. El sacerdote estaba en el ojo del huracán. No por lo que decía, sino lo que defendía. Sus apariciones en los escenarios donde es raro ver a un cura con alzacuellos eran comunes en él. Plantándose ante políticos, en el Congreso del Estado o en la calle, para decir lo que se debía. Los medios, ávidos de nota, vieron en esas actitudes una fuente primordial justo en el mismo lugar donde todo podía ocurrir. Con eso se daba un efecto doble: Ser vocero es beber de la misma fuente, no vivir de oídas.

Sin duda, Suazo Reyes sabe que todo puede acabar de alguna forma. Después de la desaparición del llorado arzobispo Hipólito Reyes Larios, quien confió al padre José Manuel esta tarea, la sucesión de febrero pasado en la persona de Jorge Carlos Patrón Wong auguraba inminentes relevos que llegaron a la oficina de comunicación social del arzobispado.

El comunicado que el mismo sacerdote ha difundido es preciso y bien meditado. Deja una estructura que sería envidia de otras diócesis y arquidiócesis. La “edición y publicación digital e impresa del Semanario Alégrate, emisión y difusión del Comunicado Dominical, vocería, transmisión de la Misa dominical presidida por el sr. Arzobispo de Xalapa, producción de audios y videos con mensajes de la Palabra de Dios y sobre la vida cristiana, difusión de contenidos eclesiales a través de las redes sociales, administración de nuestras redes sociales en Facebook, Twitter, Instagram y un portal en internet www.arquidiócesisdexalapa.com”.

Con todo, Suazo ha presentado a su sucesor, un especialista en estudios medievales que, esperemos, no ponga la manera de comunicar en tiempos semejantes. La primera tarea del nuevo vocero es, sin duda, aprovechar la inercia e impulso de su sucesor. Desde luego, habrá una etiqueta propia, pero la fuente religiosa está acostumbrada a un estilo. Xalapa es referente dominical, se exige perseverancia y, sobre todo, vivir en los tiempos que requieren de la luz del Evangelio.

Unos días antes del anuncio del relevo, hice una entrevista al todavía vocero acerca de la marcha del 13 de noviembre y la confrontación que AMLO quería provocar con la arquidiócesis de Xalapa. Sencillo y directo, Suazo Reyes hizo lo que sabe hacer: Defender la Verdad y los intereses de la Iglesia. Claro y sin ambages.

Desde luego, agradecemos al padre José Manuel su colaboración en la ACN. Esperemos que, en esta nueva etapa de su ministerio, su presencia nos ayude a seguir consolidando este medio que ha costado sangre, sudor y lágrimas. Su experiencia será útil y necesaria para llevar a cabo la misión que tenían en mente los anteriores directores, el padre Hugo Valdemar Romero y el recordado licenciado Arturo Segovia.

José Manuel Suazo ahora pasa la estafeta. Pudo haber cometido errores, pero como bien afirma el apóstol, “cuando soy débil, entonces soy más fuerte”. Ahora, esto no se trata de centrarse en un hombre quien sólo podría sentir orgullo (2Cor 12,5). Es elevar la vista para agradecer y, como dice José Manuel, que “todo sea para gloria de Dios y salvación de nuestra alma”.

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