El evangelio de este domingo nos presenta el pasaje de la multiplicación de los panes. Jesús ha tenido una larga jornada. La gente que escucha ha estado con él todo el día, ya es tarde y aún no ha comido y justamente es aquí donde vemos una actitud de Jesús que marcará a sus discípulos y a su Iglesia a lo largo de toda la historia.
Jesús no sólo se preocupa de dar a la multitud del pan de la palabra, no sólo se desvive por dar a conocer el mensaje encomendado por el Padre, sino que también se preocupa por el alimento material. No dice a la gente ‘vayan a los pueblos cercanos para que puedan comer’, sino que ordena sus discípulos: “Denles ustedes de comer”, también las necesidades materiales deben ser atendidas por los discípulos, pero resulta que es bien poco lo que hay, un joven sólo tiene cinco panes y dos pescados.
Para Jesús lo poco es suficiente, no hace cálculos como sus discípulos que le advierten que es imposible alimentar con tan escasos víveres a la multitud. Jesús manda que la gente se siente y distribuye el pan y los pescados y el milagro sucede, lo que se parte y reparte alcanza para todos, es más, hasta sobra, al final se juntan doce canastos con el pan sobrante.
Jesús te da una gran lección. No puede ser indiferente ante las necesidades más apremiantes de los demás, si te pones a hacer cálculos pensarás que no alcanzará para ti y para ellos, pero si te dispones a compartir con fe y alegría, comprobarás como Dios multiplica lo poco. Dios, como dice san Pablo, no se deja ganar en generosidad, es decir, si tú eres generoso, Él lo es más contigo, si tú das con alegría, Él multiplicará lo poco que tú das y nunca te faltará lo necesario. Hay que poner en práctica lo que dice el salmo: “Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor”.
“Señor Jesús, enséñame a ser generoso como tú. Haz que comprenda que sólo cuando comparto lo poco que tengo, me parezco a ti que, siendo rico, te hiciste pobre por nosotros, que repartes a todos y hace salir el Sol y mandas la lluvia sobre buenos y malos. Ayúdame a que no me apegue a los bienes materiales, sino a entender que lo que tú me has dado es para que también lo reparta y no lo acumule privando a los demás hasta de lo más necesario. Ayúdame a ser bueno y generoso como tú eres bueno y magnánimo, lleno de compasión y de misericordia”. Feliz domingo, Dios te bendiga.