Por: Jeffrey M. Kihien
Hace tres años empezó como un murmullo la existencia de un súper virus que mataría cientos de millones de personas. El virus había saltado de un murciélago hacia humanos, no creo se haya escogido al murciélago al azar, este mamífero está asociado con el mal, con Drácula y puede confundir a muchos, como el agua traída de las islas Fiji, que es solamente agua, dijeron también que había sido creado en un laboratorio con fines militares, imágenes de películas sobre virus mortales y zombis alimentaron el mito, luego se bombardeó al mundo las veinticuatro horas con el número de muertos y lo mortal del virus, contagios y filas de ataúdes. Nunca nadie pudo comprobar su autenticidad y, a los que denunciaban los callaban.
Venimos viviendo con la mal llamada inteligencia artificial, desde hace ya varias décadas. Digo mal llamada inteligencia artificial, IA, porque sólo el hombre, el ser humano es inteligente, no lo son los animales, menos las maquinas, mucho menos los algoritmos, que son sistemas de datos. Pero, para fines prácticos continuaré llamándola IA, con la cual tuve el primer contacto al observar una calculadora Casio realizar las ecuaciones básicas, haya por los ochentas. Un aparatito que sumaba, restaba, dividía, multiplicaba, que luego fue mejorando al agregar más formulas. Lo que quiero manifestar es que la tecnología no es nueva y, nos acompaña en nuestra vida diaria desde hace décadas. El buscador Google, es IA y, la base de datos más grande del planeta, datos e información que tú produces.
IA dio el gran salto durante los encierros forzados por el covid, donde miles de millones de personas se sumergieron en el internet para entregar toda su vida; incluyendo recuerdos, confesiones, secretos, fotografías, videos, audios, perversiones, a la IA. La masiva acumulación de información, nunca antes vista en la historia, es el trampolín que permite ahora al software reconocer fotografías y describirlas, antes se tenía que describirla para que google entregue la foto, esta es un innovación en IA, la capacidad para ver, el robot puede ver, reconocer miles de millones de objetos que tú le has proporcionado con las fotos y videos que cuelgas constantemente en la web. El robot tiene todas tus fotos y conoce también tu voz, y hasta tus sentimientos. Toda la información en la web es parte de su memoria.
Las compañías de big tech fueron las promotoras del encierro pandémico y, Bill Gates la cara y voz que lo promocionaba para salvar al mundo, mientras le comprábamos sus productos tecnológicos y luego su vacuna, siendo lo más interesante la información que las big tech prácticamente nos obligaron a entregarle para alimentar la memoria de IA y, hacer posible lo que ahora es; un software que habla, escucha, ve, escribe, dibuja y miente. Cuando IA miente, sus creadores le llaman “alucinación,” jamás aceptaran la maquina miente, pues es una aberración humana, pero sí, tenemos que aceptar llamarla Inteligencia, esa característica únicamente humana a las combinaciones estadísticas que el software desarrolla. Me hace pensar mal sobre estos billonarios filántropos de la tecnología, más ahora que la estrategia de marketing de IA es similar a la del covid, el miedo. He escuchado a Elon Musk manifestar que se debiera retardar el lanzamiento y desarrollo de IA, por su peligro, ocasionando el murmullo global sobre la posibilidad de que las maquinas destruyan el planeta si les damos autonomía, pero al mismo tiempo Musk desarrolla su propia IA. El miedo es la herramienta de dominación. En reciente entrevista en Fox, Musk propone que el estado regule IA. Esa propuesta merece análisis y protesta. IA es utilizada por el Partido Comunista Chino para controlar a sus ciudadanos, les descuenta puntos si se portan mal, y son constantemente vigilados cuando caminan por las calles, cuando realizan cualquier transacción e interacción humana, porque también están obligados a utilizar moneda digital, haciendo posible que el gobierno conozca todos sus hábitos. Lo que Musk propone, a mi entender, es que las big tech desarrollen la tecnología, la administren y luego la arrienden al gobierno, el cual les dictará ciertas pautas, mientras utiliza IA para espiar en todo el mundo incluyendo a sus propios ciudadanos. Se crea un monopolio, prohibiendo que particulares desarrollen IA, fuera del circulo de las big tech, bajo la excusa de IA es demasiado peligroso para la humanidad. El mejor cliente es el estado asustado y temeroso, ya lo hemos visto con la pandemia, en donde se desarrolló el marketing del terror. El estado asustado es siempre arbitrario y, reacciona como un animal atacado, por instinto.
Existen muchas industrias y oficios desplazados por IA, el periodismo y los ensayos de opinión son unos de ellos, luego vendrá la práctica legal, médica, el cine, música, arte, literatura. Como en toda innovación, siempre existe el temor, lo hubo con el fuego, la rueda, la maquina a vapor, los trenes, la internet, pero el hombre, creación divina e inteligente, siempre esta cientos de pasos delante de cualquier creación artificial, podríamos por ejemplo dejar de utilizar redes sociales, pobladas de señuelos IA, y eso es lo que opino sucederá. Pero les confirmo y juro, el que escribe estas líneas es un humano de carne y hueso, nacido de una mujer.