Ciudad del Vaticano
“Hoy avanzamos en este camino Sinodal, abriendo la fase presencial y virtual de la Primera Asamblea Eclesial, pidamos al Señor Jesús el don de la escucha, aquella que nos lleve a salir de nuestras reducidas posiciones particulares, y nos acerque a los hermanos y hermanas para buscar a Dios en común y en comunión”, lo dijo Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en su homilía en la Misa de apertura de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, celebrada este domingo, 21 de noviembre, Solemnidad de Cristo Rey, en la Basílica de Santa María de Guadalupe, en México.
Una nueva experiencia de vivir, sentir y participar en la Iglesia
El Presidente del CELAM al saludar a los asambleístas de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, y a todas las personas que se unieron a esta celebración a través de las redes sociales, agradeció a Dios por esta celebración, pero también, por esta nueva experiencia de vivir, sentir y participar en la Iglesia. “Al iniciar esta Asamblea – precisó Monseñor Cabrejos – le pido a Dios que abra nuestro corazón para dejarnos guiar en espíritu de escucha, sinodalidad y unidad eclesial, y descubrir lo que Él quiere decirnos como Pueblo de Dios en camino”. Un pueblo que esta dispuesto a ofrecer su existencia al Dios de la vida para hacer Su Voluntad, y para ello es necesario “dejarse iluminar por la Luz de la Verdad, descubrir la acción de Dios en la historia, adherirse al proyecto de Jesucristo y tener la verdad como norma suprema de comportamiento”.
Nuestro objetivo es ‘reavivar Aparecida’
Asimismo, Monseñor Miguel Cabrejos dijo que, esta Asamblea Eclesial, a semejanza de la Conferencia de Medellín, es un evento histórico. “Porque Medellín fue la ‘recepción creativa’ del Concilio Vaticano II, en un contexto marcado por la pobreza y la exclusión; y, esta Asamblea, al tener como objetivo ‘reavivar Aparecida’, que reafirmó la renovación conciliar, busca contribuir para una ‘segunda recepción’ del Vaticano II en el nuevo contexto en que vivimos”. El Presidente del CELAM también recordó que esta Asamblea es histórica, por el hecho de que, en vez de haber realizado la Sexta Conferencia General de los Obispos, el Papa Francisco propuso esta Asamblea Eclesial, integrada por representantes de todo el Pueblo de Dios, como expresión del ejercicio del sensus fidelium.
Se inaugura un nuevo organismo sinodal
Esta Primera Asamblea, subrayó el Prelado peruano, inaugura un nuevo organismo sinodal en el ámbito continental, que sitúa la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, expresión de la vinculación del Obispo con el Pueblo de Dios en su Iglesia Local, y de concepción de la Iglesia universal como una “Iglesia de Iglesias Locales”, presididas en la unidad por el Obispo de la Iglesia de Roma, con Pedro y bajo Pedro. “Esta nueva experiencia de la Iglesia, este nuevo acontecimiento de Pentecostés, al igual que hace dos mil años, se realiza con la presencia de Nuestra Madre, María del Tepeyac, quien representa a todas las advocaciones que sostienen y sustentan la vida e identidad de nuestros pueblos Latinoamericanos y Caribeños”.
Bajo la guía de María de Guadalupe
En este sentido, Monseñor Cabrejos resaltó la figura de la Virgen María de Guadalupe, siempre Madre, siempre Fiel, que nos acompaña en todo este itinerario. Por ello, filialmente le pedimos que nos señale el camino que Dios desea para su Iglesia en nuestra región. “Quiero que juntos le pidamos que nos haga dóciles para asumir un proceso de conversión permanente, en comunión con el Concilio Vaticano II y el Papa Francisco, en camino al Sínodo sobre la Sinodalidad, y lo que signifiquen las exigencias pastorales hacia el Jubileo del acontecimiento Guadalupano (2031) y el de la Redención (2033)”. Han pasado 14 años desde la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, la cual, como ha dicho el Santo Padre, “todavía tiene mucho que ofrecer”, y nos encontramos ahora en UNA sola Asamblea en actitud de oración y discernimiento en la hermosa y poliédrica diversidad eclesial.
El Evangelio nos interpela en el dolor del hombre
Asimismo, el Presidente del CELAM manifestó su cercanía a todo el Pueblo de Dios en una hora profundamente compleja y difícil, en un tiempo de Pandemia, donde los más vulnerables, los preferidos de Cristo, siguen siendo los más afectados. No nos olvidemos, dijo: ¡Cristo sigue crucificado en ellos! El Evangelio de hoy interpela nuestra dificultad como sociedad, e incluso como Iglesia, de creer en la presencia viva y transformadora de Jesús y su Reino de vida. También nos interpela el dolor de hombres, y sobre todo de mujeres, que han sufrido abusos o exclusión sistemática; de quienes deben abandonar sus lugares de origen para buscar mejores condiciones de vida, y son rechazados.
Abrir nuestros corazones a la interculturalidad
Finalmente, Monseñor Cabrejos invitó a los asambleístas a invocar a San Juan Diego, testigo privilegiado de la presencia materna de Santa María de Guadalupe, para que sea nuestro ejemplo para abrir nuestros corazones a la interculturalidad, sin temores ni dudas. Y expresó su filial gratitud a Nuestra Señora de Guadalupe por permitirnos estar aquí, luego de un intenso, complejo, desafiante e inspirador camino. Además, agradeció a todos los participantes, especialmente al Cardenal, Carlos Aguiar, Arzobispo Primado de México; a Monseñor Rogelio Cabrera, Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana; y a los que han hecho posible que estemos unidos en esta convocatoria eclesial animada por el CELAM.