«Indebido», pretender darle a los obispos autonomía doctrinal: cardenal Brandmüller

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El cardenal Walter Brandmüller criticó una propuesta del Sínodo sobre la Sinodalidad para que las conferencias episcopales tengan más autoridad y autonomía, diciendo que su mayor empoderamiento es “una expresión y una causa de un proceso progresivo de secularización de la Iglesia en nuestros días”.

Si la “auténtica forma de acción episcopal colegial de la Iglesia Católica pudiera ser revivida”, entonces sería “un paso importante hacia el objetivo de la desecularización y, por lo tanto, de un renacimiento espiritual de la Iglesia, especialmente en Europa”.

Así escribe el cardenal Brandmüller en un ensayo publicado recientemente por el veterano vaticanista Sandro Magister. Las observaciones del cardenal alemán, profesor de historia de la Iglesia desde hace mucho tiempo, deben verse en el contexto de los debates clave del Sínodo sobre la sinodalidad en relación con el poder y el papel de las conferencias episcopales en el estilo “sinodal” de la Iglesia.

Origen natural de la autoridad local

El texto de Brandmüller trata del “órgano auténtico y originario de la colegialidad”, que el cardenal plantea como “el consejo provincial”.

Un concilio provincial, escribe Brandmüller, “era la asamblea de los obispos de una provincia eclesiástica determinada, con el propósito del ejercicio común de la enseñanza y el ministerio pastoral”.

Brandmüller sostiene que la formación de una “provincia eclesiástica” se debió al proceso natural de “evangelización” por el cual se formaron nuevas diócesis a partir de una original, y nuevos obispos “fueron ordenados por el obispo de la iglesia madre”.

“Por tanto, no se trata del fruto de un acto meramente burocrático-administrativo, sino de un proceso orgánico sacramental-jerárquico”, observa.

Brandmüller describe esto como “tradición en acción”. El “sínodo provincial” es donde se “da cuerpo” a la tradición y la enseñanza de la Iglesia, añade:

Y es precisamente en esto donde radica su autoridad docente y pastoral, así como el carácter vinculante de la legislación sinodal.

Las conferencias nacionales ponen en riesgo la unidad de la Iglesia

La valoración teológica del cardenal surge a raíz de   una controvertida propuesta del Sínodo sobre la sinodalidad durante su tercera semana de reuniones.

La propuesta, extraída del documento de trabajo o Instrumentum Laboris (IL), sostiene que el deseo del Vaticano II de que las iglesias locales fomenten el “espíritu colegial” “no se ha realizado plenamente”.

Para ello, el Sínodo expresó un llamado al “reconocimiento de las Conferencias Episcopales como sujetos eclesiales dotados de autoridad doctrinal, asumiendo la diversidad sociocultural en el marco de una Iglesia multifacética, y favoreciendo la valorización de expresiones litúrgicas, disciplinares, teológicas y espirituales adecuadas a los diferentes contextos socioculturales”.

Pero Brandmüller advierte contra la concesión de poderes indebidos a las conferencias episcopales, órganos que son diferentes de los sínodos provinciales locales. “La conferencia episcopal se diferencia de todo esto en un sentido fundamental”, dice, “es más bien la asamblea de obispos cuyas diócesis, en general, están situadas en el territorio de un estado laico, de una nación”.

“El principio organizativo de la Conferencia Episcopal no es, por tanto, de naturaleza eclesiológica, sino más bien política”, añade Brandmüller.

El cardenal escribe que una conferencia episcopal tuvo en su origen, y debe tener todavía, como objetivo “debatir y decidir sobre cuestiones relativas a la vida de la Iglesia precisamente en este marco de referencia político”.

Pero advierte que estas conferencias episcopales nacionales corren el riesgo de limitar la autoridad de los obispos locales, e incluso de toda la Iglesia:

De hecho, la creación de un organismo nacional obliga a relajar, si no a disolver, la “communio” de la Iglesia universal, que encuentra entonces expresión en normas nacionales particulares. Esto se experimenta de modo más evidente en la liturgia; basta pensar en la introducción de las lenguas nacionales. […]

Brandmüller cita como prueba de ello la admisión de la Sagrada Comunión a los divorciados y “vueltos a casar” en Amoris laetitia , dado que se implementó en algunas zonas (Malta y Argentina) y no en otras:

Del mismo modo, como ha sucedido recientemente, un grave ataque a la unidad de la fe en la Iglesia lo constituyen las interpretaciones contradictorias que diversas conferencias episcopales han dado a la exhortación apostólica del Papa Francisco “Amoris laetitia” del 19 de marzo de 2016. […]

Llamado a limitar las conferencias episcopales

Ante tales problemas hoy en día, Brandmüller recomienda examinar el origen contextual de las conferencias episcopales nacionales, para poder comprenderlas adecuadamente y poner límites a su funcionamiento.

Esto debería implicar limitar las conferencias “a aquellas cuestiones que conciernen a las relaciones ‘ad extra’ de la Iglesia”.

En cambio, el “sínodo provincial” se ocupa de la vida interna de la Iglesia, escribe Brandmüller. Su proceso, dice, es el ejercicio de los obispos locales bajo la “presidencia del metropolitano”, ya que “su autoridad conjunta de enseñanza y liderazgo emana directamente de su ordenación episcopal. Por tanto, se apoya en fundamentos sacramentales”.

Brandmüller vincula directamente el crecimiento de las conferencias episcopales nacionales con la decadencia del “sínodo provincial”, diciendo:

Este Sínodo o Concilio Provincial es, de hecho, ya en sí mismo una liturgia, siendo una forma sagrada del ejercicio del ministerio docente y pastoral fundado en la ordenación de los obispos reunidos. Pero evidentemente en nuestros días la conciencia de esto ha desaparecido en gran parte, de modo que desde hace algún tiempo el Sínodo, el Concilio Provincial, ha cedido en gran parte el lugar a la Conferencia Episcopal. Este hecho es a la vez expresión y causa de un proceso de secularización progresiva de la Iglesia en nuestros días.

Su advertencia, claramente dirigida al funcionamiento actual del Sínodo sobre la sinodalidad sin mencionarlo directamente, precede a la votación de los miembros del Sínodo sobre el documento decisivo que finalizará los trabajos a finales de esta semana.

El documento, cuya publicación está prevista para el sábado, se basará en las deliberaciones de las últimas cuatro semanas, que son a su vez el resultado de los tres años anteriores del Sínodo.

Por MICHAEL HAYNES,

CORRESPONSAL EN EL VATICANO.

LUNES 21 DE OCTUBRE DE 2024.

LSN.

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