Francisco votó al cardenal Ratzinger en el cónclave de 2005 como «Papa de transición», según afirma en el libro-entrevista «El Sucesor», que se publicará el 3 de abril.
El diario español ABC publicó extractos el 31 de marzo. Francisco dijo que fue «utilizado» por otros cardenales que intentaron bloquear la elección de Ratzinger.
Aunque los cardenales juran mantener un estricto secreto sobre todo lo relacionado con la elección, tanto durante como después del cónclave, se informó con credibilidad de que Bergoglio quedó segundo en la votación final.
Ahora Francisco es uno de los que rompen su juramento. Charló de que un grupo de cardenales había llevado a cabo una «maniobra en toda regla» al proponer su nombre «para bloquear la elección de Ratzinger y negociar después por otro tercer candidato».
Dijo que había obtenido 40 de los 115 votos de los cardenales electores en la Capilla Sixtina, «suficientes para detener la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger, porque si hubieran seguido votando por mí, no habría podido alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para ser elegido Papa».
«Aún no se ponían de acuerdo sobre quién, pero estaban cerca de proponer un nombre».
Cuando se enteró de la estrategia después de la segunda o tercera votación, Francisco dijo que le había dicho al cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos que «no bromeara con mi candidatura» y que no aceptaría ser papa si era elegido. «Y a partir de ahí, Benedicto fue elegido».
Francisco dice que el cardenal Ratzinger «era mi candidato» en el cónclave, y se describe a sí mismo como alguien que «hace un gran lío».
La versión de Francisco de que «Ratzinger era mi candidato» se contradice por el hecho de que Francisco lo maltrató, incluso después de su muerte.
Aquí está el texto completo del juramento que Francisco y los otros cardenales traidores hicieron antes del cónclave de 2013. El texto parece una broma hipócrita:
«Nosotros, los cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice, prometemos, nos comprometemos y juramos, como individuos y como grupo, observar fiel y escrupulosamente las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, publicada el 22 de febrero de 1996.
También prometemos, nos comprometemos y juramos que quien sea elegido Romano Pontífice por la Divina Providencia desempeñará fielmente el munus Petrinum de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender enérgicamente los derechos y la libertad espiritual y temporal de la Santa Sede.
De manera especial, prometemos y juramos observar con la mayor fidelidad y con todas las personas, clérigos y laicos, el secreto de todo lo que de alguna manera se relacione con la elección del Romano Pontífice y de todo lo que ocurra en el lugar de la elección, directa o indirectamente relacionado con los resultados de la misma.
Prometemos y juramos no romper este secreto de ninguna manera, ni durante ni después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que el mismo Pontífice lo autorice expresamente; y no apoyar ni favorecer nunca ninguna interferencia, oposición u otra forma de intervención por la que las autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos, pudieran intervenir en la elección del Romano Pontífice. «
Ciudad del Vaticano.
Lunes 1 de abril de 2024.
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