Incendio en el templo de la Santa Vera Cruz «ocasionado por individuos», aseguran autoridades

ACN
ACN

El incendio que consumió el techo del deteriorado edificio de la parroquia de la Santa Vera Cruz tiene causas precisas. Por lo menos así lo dicen las autoridades federales responsables de los sitios y monumentos históricos de la Secretaría de Cultura.

A través de un boletín, serán los Institutos Nacional de Antropología e Historia y Nacional de Bellas Artes las entidades responsables de elaborar los dictámenes periciales correspondientes sobre la evaluación de daños, así como la interposición de las denuncias además de garantizar el cuidado del patrimonio histórico “de mano” de la asociación religiosa que detenta el usufructo del monumento, es decir, la arquidiócesis primada de México encabezada por Carlos Aguiar Retes.

La misma Secretaría de Cultura reportó que, después del incendio registrado en la mañana del domingo, otro se reavivó por la tarde dañando más las vigas y apuntalamientos de madera que sirvieron para sostener el inmueble cerrado desde el 2017 cuando el sismo de septiembre causó daños estructurales que ponen en peligro la vida de las personas.

Las autoridades indican que “individuos se introdujeron” al templo burlando la clausura. Esa zona del centro histórico de la capital del país es de las más ruinosas y deterioradas con una población indigente que pudo usar el templo como refugio sin que las autoridades haya revelado de qué manera pudieron ingresar al templo.

Fotografías publicadas en mensajerías y redes sociales revelan los destrozos causados al interior. Incluso bancas y sillas de madera se ven despedazadas y quemadas como si hubieran servido de leña para atizar alguna fogata. Las autoridades aseguran se iniciarían “medidas urgentes” de protección al patrimonio histórico sin confirmar cuál es el estado de las importantes piezas de importante valor como el órgano monumental, los restos de los retablos destruidos al principio del siglo XX, una capilla dedicada a la Virgen María de Los remedios, y quizá el más importante, el Cristo de los Siete Velos, el cual se cree fue un regalo del emperador Carlos V a Hernán Cortés y a la archicofradía de la Cruz tras la conquista de México.

De acuerdo con la historiografía, el soberano regaló tres imágenes del Crucificado, una de ellas permanece en catedral metropolitana con el nombre del Cristo de las reliquias, también llamado como de los Conquistadores; la segunda en el templo de La Profesa, conocido como el Señor de la Buena Muerte y el tercero, el de los Siete Velos en la derruida Santa Vera Cruz.

El destino del templo, aseguran las autoridades, es que esté “plenamente restaurado en el curso del 2021”. Año crucial. Se trata del V centenario de la caída de México-Tenochtitlán y el nacimiento de la capital del Virreinato. El 13 de agosto de 1521 es la fecha en la que la antigua ciudad cayó bajo el dominio español. La Santa Vera Cruz es, por lo tanto, de los primeros templos levantados tras la conquista. Según consta que cinco años después, en 1526, Cortés fundó en ese lugar una ermita para la archicofradía de la Cruz que él mismo pudo haber constituido. Poco a poco, los terrenos fueron concedidos para la construcción del Hospital y templo de la Santa Vera Cruz y fue de los más poderosos en la capital de la Nueva España.

De acuerdo con el estudio coordinado por Rogelio Cortés Espinoza, publicado en agosto de 2011, el padrón del Arzobispado de México de 1777 consignó que en la parroquia de la Santa Vera Cruz había cerca de 9 164 habitantes, de los cuales 4 741 eran de origen español, 620 pertenecían a las castas; 1 376, mestizos; 1 661, indígenas; 457 eran mulatos; 161, moriscos; 17, negros; 86 eran lobos y 26, albinos. El Curato de la Santa Cruz estaba bajo la jurisdicción de la Ciudad de México” y era considerado como de “tercera clase”. El segundo arzobispo, el dominico Alfonso Montúfar (1489-1572) dio la concesión de parroquia entregada, por primera vez, a los presbíteros Toribio de Brizuela y Juan Gutiérrez. Durante el siglo XVII, la jurisdicción de la Santa Vera Cruz llegó al poniente hasta Azcapotzalco, Tacuba, Tacubaya; al sur, Mixcoac, San Ángel, Coyoacán, Nativitas y San Agustín de las Cuevas. El paso del tiempo, “la inestabilidad del subsuelo y los fenómenos naturales como temblores e inundaciones ocurridos en los siglos XVI, XVII Y XVIII llevaron a la necesaria reconstrucción de la parroquia de la Santa Vera Cruz”.

Al sobrevivir los siglos, este templo que encierra gran parte de la identidad mestiza de la Ciudad de México afronta lo que quizá sea el capítulo definitivo de su existencia. Recuperar la memoria histórica y promover el rescate donde las autoridades respondan del estado del monumento que en septiembre cumplirá tres años de clausura a pesar de la oposición de los grupos apostólicos que ahí trabajaban. Hoy, en medio de la ruina, y habiendo superado a la implacable naturaleza, las convulsiones sociales y el odio, Santa Vera Cruz vive la paradoja de su existencia: entre el resurgimiento de su esplendor o la irremediable extinción por el voraz secularismo e indiferencia de la memoria y el desdén de la religión.

Con información de Religión Digital/Guillermo Gazanini Espinoza

Comparte:
By ACN
Follow:
La nueva forma de informar lo que acontece en la Iglesia Católica en México y el mundo.