Ideología trans y el Semanario de Guadalajara

Editorial ACN Nº59

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En días pasados, el Semanario de la arquidiócesis de Guadalajara publicó en sus páginas un polémico artículo llamado “Impactos sociales y de salud en las personas trans”. El 19 de febrero, Elisa Gutiérrez explicó en qué consiste ser trans a raíz de la aprobación en el Estado de Jalisco del cambio de género desde niños hasta adultos. La autora pretende una explicación objetiva de la ideología trans a través de lo que indica la Organización Mundial de la Salud y la serie de definiciones que se han inventado de acuerdo para cada gusto y de conformidad con lo que cada persona sienta, resuelva o determine cuando el sexo, hombre o mujer, ya es pura condición subjetiva.

Ofreciendo algunos casos de personas trans, Gutiérrez busca explicar la realidad de estas personas que, según lo expuesto, su transición fue “fluida” y gratificante como la de Ana, “mujer trans” cuya transformación de hombre a mujer, incluso en la fase hormonal, tiene el apoyo de sus padres. Y aunque acepta que estas personas deben ser acompañadas por especialistas en este trance, no deja de asomarse un cierto reconocimiento que sería inaudito en un Semanario de identidad católica: Que la aceptación del género obedece más a circunstancias culturales e imposiciones ideológicas y no a cuestiones meramente biológicas.

Uno de los que se arrojó con particular desaprobación por el artículo fue el fundador del Semanario, el cardenal arzobispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez. Desde su influyente plataforma de redes sociales, el purpurado arremetió contra las imágenes y el artículo de “una tal Elsa Gutiérrez” desacreditando los argumentos presentados. Sandoval no dudó en señalar que es “muy lamentable” que en un órgano de información católica “se publique, se justifique y se apruebe una cosa semejante… y se dé campo libre a una mujer que viene, con toda la intención del mundo, a valerse de ese órgano para desorientar a mucha gente porque se trata de un órgano católico…”  Para el cardenal, la publicación del artículo se trata de un descuido, “falta revisión, falta sopesar los artículos para no dejar de pasar lo que no se debe dejar pasar o corregir lo que deba ser corregible”. Y concluye categórico: “Ese artículo es un insulto, es una ofensa y ‘un estar con los de enfrente’, los adversarios de la Iglesia y de la vida”.

Después del reclamo del arzobispo emérito, los responsables del Semanario no dudaron en lavarse pronto la cara para aclarar el sentido de la polémica publicación. En redes sociales, una aclaración quiso componer el propósito aseverando no aprobar la ideología de género y aunque, según aclaró, “era mostrar el desacuerdo a un decreto del gobierno del Estado de Jalisco…” y deslindando de cualquier responsabilidad al arzobispo de Guadalajara, en realidad, lo aportado en el artículo es notoriamente distinto. Al final, piden disculpas por los inconvenientes del artículo del 19 de febrero que tuvo un complemento en una edición posterior donde se presenta la doctrina católica al respecto. Y así, el reiterar la adhesión al magisterio, afirman su comunión con la Iglesia y los pastores.

Sin lugar a duda, El Semanario, una de las pocas publicaciones católicas que goza de buena reputación, es un referente dominical de la información y formación religiosa. Pocos son los periódicos católicos que tiene la feligresía mexicana. Muchos se han perdido y otros, con tal de ganar likes y monetizar, caen en el oprobioso terreno de la basura pastoral edulcorada y lo que “conviene” políticamente con tal de no tener raspones ni descalabros. Una publicación de tal prestigio con 25 años, y que ha sobrevivido la dura prueba que la pandemia hizo a los medios de comunicación, no debe darse el lujo de subir cualquier pluma por más conciliadora que sea y menos en este ámbito moral, perjudicando la estructura social.

No puede darse por sentado que la atención pastoral de las personas tiene implícita la aceptación de las ideologías. En ese momento, el Evangelio quedará socavado y al final, la doctrina católica será puesta al mismo nivel. 25 años no son garantía de permanencia. Y los editores de El Semanario lo saben muy bien.

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