* El nuevo presidente ha insultado repetidamente al Papa, lanzando graves acusaciones e insultos. El viaje de Bergoglio a su tierra natal, previsto para 2024, se vuelve más lejano
Hace unos días, el Vaticano había hecho saber que el resultado de las elecciones presidenciales no afectaría los planes de viaje del Papa Francisco a su querida Argentina, previsto para 2024. Al término de la primera vuelta, el ministro de Economía, Sergio Massa, había declarado que si hubiera sido elegido presidente habría invitado inmediatamente al Papa. Y de hecho, por protocolo el Papa visita un país si hay una invitación de las autoridades locales.
El caso de Argentina, sin embargo, es un poco sui generis ya que Francisco es ciudadano y por tanto puede regresar a su patria cuando quiera. Al menos sobre el papel. El triunfo de Javier Milei – celebrado por Donald Trump y todos los líderes de la derecha europea, incluido Matteo Salvini – es un revés para Francisco, porque confía Argentina a un anarquista del libre mercado que también propuso legalizar la venta de armas y cadáveres. abolir el matrimonio y el divorcio, reconocer la soberanía sobre las Malvinas-Falklands.
El pueblo argentino ha dado sensacionalmente la espalda al Papa, sobre todo porque Milei ha insultado repetida y vulgarmente a Bergoglio. “Un jesuita con afinidad con los comunistas asesinos”, o peor aún, “un representante del Mal en la Casa de Dios”, son sólo algunos de los epítetos dirigidos por el nuevo presidente argentino al Pontífice.
En una inusitada escalada de insultos durante la Durante la campaña electoral, Milei acusó a Francisco no sólo de llevar a cabo políticas eclesiales «de mierda», sino también de interferir fuertemente en la política argentina. Palabras mayores, resultado de un clima cada vez más envenenado y polarizado, dijo el sacerdote José María Di Paola, coordinador de Los Hogares de Cristo, y casi portavoz de los «cura villeros», párrocos de las «villas», suburbios de Buenos Aires, había afirmado que el líder de La Libertad Avanza golpeó al Papa Francisco con «graves insultos, indignos de esos para un cargo importante» y había dicho que los curas villeros de la ciudad y del conurbano bonaerense celebrarían «misas reparadoras».
Antes de las elecciones presidenciales, Francisco había confiado sus pensamientos a la agencia nacional de noticias argentina Télam. Advertía contra «los peligros de los payasos mesiánicos», muchos habían leído en referencia a la situación política argentina. Sin embargo, evidentemente el pueblo no lo siguió. Entre Jesús y Barrabás eligió una vez más a Barrabás. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, intentó suavizar el golpe. Valoró positivamente la jornada de la democracia, también en nombre de los demás obispos, elevando una oración para que los futuros gobernantes trabajen por el bien común.
Estados Unidos también tendrá un papel en la evolución diplomática entre la Santa Sede y Argentina. El secretario de Estado, Antony Blinken, expresó a Javier Milei las felicitaciones que no eran simplemente debidas (dado que el nuevo presidente quiere dolarizar la economía, eliminando el peso argentino), esperando un trabajo común entre todos. El domingo elegido por la Iglesia como Día de los Pobres, el 19 de noviembre, y con una inflación del 140 por ciento, un país empobrecido y corrupto, diez años después de la elección de su Papa, miró para otro lado.
Por María Antonieta Calabró.
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