Hospitales de Ciudad de México al borde del colapso por casos de COVID-19.

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Las autoridades, incluso, han implorado a la población no salir de casa salvo para lo necesario. Se han impulsado medidas como el uso de códigos QR en más de 92 mil establecimientos mercantiles para detectar personas positivas y aislarlas.

La jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, ha reconocido que los momentos que vive la ciudad son muy complicados por lo que se están realizando 20.000 pruebas diarias gratuitas, frente al aumento de la ocupación hospitalaria.

Los hospitales públicos y privados se han acercado a su nivel más alto de saturación y vienen días que serán aún más difíciles. El último reporte oficial, en la Ciudad de México, arrojó 211.007 contagios y 18.442 defunciones.

El semáforo epidemiológico de la ciudad lleva casi tres meses en color naranja y tres semanas en el “límite” de pasar a rojo. Lo que significa máximo riesgo de contagio y solo se permiten actividades económicas esenciales.

El sistema hospitalario está a punto de ser rebasado

Muchos médicos han informado y alertado que hacen falta camas, ventiladores, medicamentos, médicos y enfermeros. Pero, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador asegura que el manejo de la pandemia ha sido exitoso porque no ha sido rebasado:

“No nos hemos visto rebasados, hemos procurado que a ningún enfermo le falte atención médica y hospitalaria y hemos salvado miles de vidas”, dijo durante su mensaje por los dos años de gobierno.

La realidad, es que la Ciudad de México es solo una muestra de lo que ocurre en diversas entidades del país, para encontrar una cama disponible donde se les atienda por COVID-19. Se trata de una dolorosa pesadilla para los pacientes y sus familias.

Si la tendencia de crecimiento de la pandemia continúa, en la segunda quincena de diciembre la ocupación hospitalaria en la capital alcanzará los niveles de mayo, el pico de la emergencia, ha advertido la jefa de gobierno.

Primero la salud o la economía, el dilema en la Ciudad de México

Las acciones que ha tomado la Ciudad de México son ejemplo en el país. Pero, aún así, la jefa del gobierno capitalino no la tiene fácil.

Su decisión de mantener a la ciudad en semáforo naranja a pesar de la situación delicada por la pandemia, ha sido muy cuestionada. Partidos de oposición, sobre todo, aseguran que a Sheinbaum Pardo, “le ha temblado la mano” para tomar la decisión.

El ascenso de casos positivos inició la última semana de noviembre de 1200 diarios subió a 2854 para llegar a 3308 en las últimas 24 horas.

En temas económicos, de acuerdo con datos de la COPARMEX-CDMX se estima que en ciudad han cerrado 35 mil empresas, como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Con ello se perdieron más de 20 mil empleos por estos cierres.

De manera que regresar al semáforo rojo implicaría otro duro golpe a la economía, advierten los empresarios. Una catástrofe para los que han sobrevivido.

Las contradicciones por el uso de cubrebocas

Desde el inicio de la pandemia, en México han aflorado las contradicciones en el manejo de la estrategia para enfrentar el COVID-19.

Mientras en el mundo, los científicos recomendaban el uso del cubreboca (mascarilla) como medida de prevención, en México, el encargado de la emergencia sanitaria, decía que no era necesario, que no estaba comprobada su eficacia.

En otros países se aumentaban las pruebas de detección del SARS-CoV2, en México iban a la baja, porque así lo determinó el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell.

Desde el gobierno se insistió en que, si había síntomas, los enfermos se quedaran en casa y solo fueran al hospital. Y así lo han hecho, llegan cuando ya están muy graves y no hay nada que hacer.  Y así han pasado 9 meses de pandemia.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se ha negado a usar mascarilla. Solo cuando ha viajado en vuelos comerciales o cuando fue a Washington para reunirse con Donald Trump. O sea, pocas veces se le ha visto con un cubreboca.

Él se ha negado a utilizarlo con el argumento de que no es una medida de prevención contra el COVID-19. Incluso, hoy lo ratificó en su conferencia mañanera de este miércoles:

“Yo pienso que lo mejor es la sana distancia, y cuidarnos nosotros. Me dice el doctor Hugo López-Gatell y el doctor Alcocer que no es indispensable, que hay otras medidas, y yo pienso que lo mejor es la sana distancia y cuidarnos nosotros”, dijo.

En cambio, la jefa de gobierno, que es del partido de AMLO, siempre, incluso frente al presidente, se lo pone y además promueve en redes su uso.

Con cubrebocas o sin él, en el gobierno del presidente López Obrador, el número de muertos y contagios crece, más de 106.765 muertos y un millón 122.362 contagiados, la cifra oficial más reciente.

Con información de Panam Post/Marissa Rivera

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