En la 1ª Lectura de hoy, Éxodo 22,20-26, el texto se enmarca en el así llamado “Código de la Alianza” (20,22-23,33). Allí va a tratar de distintas leyes; a saber: del altar, de la esclavitud, sobre los crímenes, sobre la propiedad, judiciales. El texto litúrgico hodierno es sobre leyes morales, sociales y religiosas.
Resalta la sensibilidad bíblica por los más desamparados y los más débiles de la sociedad. La justicia debe ser llevada a cabo con profunda y genuina misericordia. Por eso, a quien protege es al migrante, porque está expuesto a muchos abusos, porque no cuenta con la protección de la ciudadanía social. De ellos es frecuente que se abuse (cf. Lev 19,33-34). Israel también sufrió la migración. Ya sabe, por experiencia propia, lo que implica esa situación. Debe aplicar a otros lo que él vivió en tiempo de fragilidad. Es el principio de: “No hagas a otros, lo que no quieras para ti”.
En el Proyecto Global de Pastoral de los Obispos mexicanos (PGP), a propósito, leemos: “Una de las caracteriìsticas propias del hombre, desde su origen, ha sido su movilidad. El deseo de conocer, viajar y descubrir cosas y lugares nuevos, lo ha llevado a un continuo desplazamiento… Por otro lado, tambieìn aquí, se encuentra uno de los dramas de nuestro tiempo y de este fenoìmeno globalizador: la migracioìn forzada de millones de seres humanos que ha obligado a muchos hermanos a dejar su pueblo y su cultura, lo que deriva en pobreza, violencia, falta de oportunidades, rechazo racial, poliìtico y religioso, desintegracioìn familiar, trata de personas, necesidad de refugio, constitucioìn de nuevas familias, soledad, desarraigo y una vulnerabilidad juriìdica ante su situacioìn de inmigrantes indocumentados”. (Nº 38)
VIUDAS y HUÉRFANOS
Enseguida, el texto menciona otro segmento frágil y vulnerable: las viudas y los huérfanos. Ellos no tienen varón que les proteja y defienda, que provea a sus más básicas y elementales necesidades. Dios ‘da la cara’ por ellos; Él los defiende. En este punto, son alentadoras las palabras que encontramos en el PGP: “Al contemplar con esperanza cristiana y un profundo sentido de fe este nuevo escenario global, queremos decir con todo el Pueblo de Dios: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los disciìpulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazoìn (GS 1)” (Nº 26).
AGIOTISMO
Otro sector explotado es el pobre de recursos económicos. Para seguir sobreviviendo, a veces, tiene que echar mano del préstamo. Los agiotistas abusan de la necesidad y le clavan las uñas, con intereses muy altos, y con condiciones que sumerge al pobre en mayor mendicidad. Si el pobre trabaja para pagar el capital prestado y para cubrir los altos intereses moratorios, nunca saldrá de la deuda, y se convertirá, en la práctica, en un esclavo del prestamista. El prestador, con tal de ‘recuperar’ su dinero, confisca hasta los más elementales de los bienes del pobre. Usa del beneficio de la ley, y de la pericia del abogado para engrosar su patrimonio.
Podemos leer una luz en las líneas del PGP: “Nuestro paiìs ha ido experimentando un crecimiento y un estado de bienestar… Consideramos por otro lado, que hay un empobrecimiento de un importante nuìmero de familias y que a traveìs de muchos anÞos no hemos podido avanzar lo suficiente en el combate de este azote que consume la vida de innumerables personas, que pasan hambre, friìo, enfermedades y que no encuentran la oportunidad para salir de un estado de pobreza que se hereda por generaciones. Nuestro paiìs estaì catalogado como uno de los campeones de la desigualdad social a nivel mundial… Esta situacioìn nos duele y nos escandaliza, ya que somos hermanos que vivimos en un paiìs con tantos recursos” (Nº 48).
¡Bienaventurados los misericordiosos!
