* Es posible que te asuste esta palabra: meditación.
* –Te recuerda libros de tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantilenas rutinarias… Pero eso no es meditación. Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú, su hijo, necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y por todo lo que te dará. (Surco, 661)
Para tu examen diario: ¿he dejado pasar alguna hora, sin hablar con mi Padre Dios?… ¿He conversado con Él, con amor de hijo?
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* Es posible que te asuste esta palabra: meditación.* –Te recuerda libros de tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantilenas rutinarias… Pero eso no es meditación. Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú, su hijo, necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y por todo lo que te dará. (Surco, 661)
–¡Puedes! (Surco, 657)
El único medio para conocer a Jesús: ¡tratarlo! En Él, encontrarás siempre un Padre, un Amigo, un Consejero y un Colaborador para todas las actividades nobles de tu vida cotidiana…
– Y, con el trato, se engendrará el Amor. (Surco, 662)
«Quédate con nosotros, porque ha oscurecido…» Fue eficaz la oración de Cleofás y su compañero.
–¡Qué pena, si tú y yo no supiéramos «detener» a Jesús que pasa!, ¡qué dolor, si no le pedimos que se quede! (Surco, 671)
Por SAN JOSEMARÍA.