* El obispo Demetrio Fernández, no entiende cómo es posible que con todo lo que sabemos sobre el demonio, se niegue su existencia.
Así lo ha expresado en su carta pastoral de esta semana el obispo de Córdoba.
«En nuestros días hay quien se permite el lujo de negar la existencia del demonio. Explican estos fenómenos evangélicos como enfermedades del hombre o como formas de expresar una lucha contra el mal anónimo. Sin embargo, advierten los entendidos que una de las victorias del demonio en nuestro tiempo es la de hacernos creer que no existe, y así él puede actuar a sus anchas, camuflado de mil maneras», lamenta el prelado cordobés.
Monseñor Demetrio explica en su misiva que «en el evangelio, la acción directa de Jesús contra Satanás es evidente y continua. El demonio incluso se ha atrevido a tentar a Jesús en varias ocasiones, ofreciéndole las mentiras de sus propuestas o queriéndole apartar del camino señalado por el Padre para la redención del mundo, la obediencia por el camino de la cruz».
Tal y como señala el obispo de Córdoba, «Jesús nos enseña que con el demonio no se puede dialogar. O lo rechazamos de plano inmediatamente o nos envuelve, nos engaña y nos lleva a la perdición».
En ese sentido, advierte el obispo de que «en nuestros días el demonio anda suelto» ya que «sigue engañando a unos y a otros, y se cobra alguna que otra victoria» y señala que «son signos ciertos de la acción demoniaca el desánimo y la desconfianza».
El obispo de Córdoba afirma que «el demonio se encarga de sembrar continuamente en nosotros la desconfianza de que tú no vales, de que no merece la pena intentarlo, para que desistamos de la alta vocación a la que Dios nos llama».
«Podemos decir que la vida del cristiano es un continuo combate contra las secuelas de anteriores pecados, que inclinan al mal, y contra el demonio que se filtra en nuestros puntos flacos para hacernos caer, para apartarnos del camino del bien», asegura Demetrio.
Para vencer al demonio, monseñor Demetrio Fernández explica que «Jesús nos enseña a vivir en la obediencia a Dios y a su palabra. La actitud del creyente cristiano es la de someterse a la voluntad de Dios, que se expresa de distintas maneras: en el consejo de un buen amigo, en la dirección espiritual de un sacerdote, en el recurso continuo a la oración, que alimenta el espíritu de fe».
«Decía nuestra amiga Santa Teresa de Jesús que el que no hace oración no necesita demonio que le tiente, ya tiene bastante con su desorden interior y ya aprovechará el enemigo para engañarle y sembrar el desánimo y la desconfianza en su alma», concluye el obispo.
SÁBADO 27 DE ENERO DE 2024.
INFOVATICANA.