Hartos de grupos que falsamente dicen ser católicos: los obispos de Ecuador protestan con firmeza

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La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) publicó este jueves 15 de julio una circular pidiendo a todo tipo de grupos religiosos o pseudorreligiosos, algunos más estrambóticos que otros, que dejen de usar en su denominación o en su propaganda la palabra «católico».

El texto de los obispos ecuatorianos (aquí completo) se titula: “La Iglesia Católica en el Ecuador ante la presencia de grupos religiosos que han asumido el nombre de ‘Católicos’, sin formar parte de la Iglesia Católica”.

En Ecuador, como en otros países, se multiplican los grupos que usan la etiqueta de «católicos» pero que no tienen nada que ver con la Iglesia Católica, la fundada por Cristo sobre Pedro la Roca, a quien dio las llaves, signo de autoridad.

Se trata, dicen los obispos, de “varios grupos religiosos autodenominados católicos, y que no forman parte de la Iglesia Católica” como los “Católicos Ecuménicos”, los “Vetero-católicos”, la “Iglesia Católica Apostólica Nacional del Ecuador” y la “Iglesia Católica Apostólica Renovada en Ecuador”.

Estos grupos de reciente creación llevan a la confusión a los fieles, porque, denuncian los obispos, «usan los mismos términos (católico), signos (vestimenta personal: sotanas, cuello clerical; litúrgicos: cálices, copones, ornamentos), ritos (libros para bautismos, confirmaciones, matrimonios, funerales), devociones y advocaciones (Corazón de Jesús, La Guadalupana, La Dolorosa, la Virgen del Cisne; devociones surgidas en el seno de la Iglesia católica) y lugares parecidos (capillas)”.

Clérigos de la autodenominada iglesia veterocatólica de Ecuador

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Clérigos y portada de Facebook de la autodenominada «Iglesia Veterocatólica de Ecuador»

Los obispos respetan el “derecho de las personas a profesar su propia espiritualidad, tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución Política de la República del Ecuador vigente de 2008”. Pero, añaden, “desde el punto de vista legal, nos acogemos a lo que establece el Reglamento de Cultos, vigente en Ecuador, promulgado el 20 de enero de 2000”, más precisamente con lo que establece el artículo 5, el cual dice que “las nuevas organizaciones religiosas que se constituyan o vengan al Ecuador, no podrán emplear un nombre usado por otra persona jurídica ya inscrito en el Registro de Cultos”.

Más aún, la normativa legal en Ecuador precisa que “no podrán adoptar o emplear el nombre de católicas, sino en el caso de ser reconocidos como tales por las autoridades competentes de la Iglesia Católica, cuya comunicación al Ministerio de Gobierno, la Conferencia Episcopal ecuatoriana servirá de interlocutor autorizado”.

Los obispos indicaron en la circular que “a la luz de esta normativa vigente, compete a las autoridades respectivas del Estado señalar los modos y las formas legales para que lo establecido en las normas del derecho ecuatoriano, garanticen el uso y respeto del nombre de ‘Iglesia Católica’ a quien realmente corresponde”.

Por lo expuesto, los obispos exigieron “a todos los grupos religiosos el respeto a nuestra identidad católica y, por lo tanto, les pedimos se abstengan del uso del nombre “católico”, así como también dejen de usar los signos, los ritos, las devociones, las advocaciones y las formas litúrgicas que pertenecen exclusivamente a la Iglesia Católica en el mundo”.

“Pedimos a los líderes de esos grupos religiosos que con claridad y honestidad indiquen a los fieles que no forman parte de la Iglesia Católica y señalen su origen y su credo sin ambigüedad alguna”, expresaron.

Por otra parte, a menudo estos grupos pseudocatólicos aseguran a las personas a las que intentan ofrecer sus servicios que sus sacramentos, confesiones, bautismos o bodas son válidas también desde el punto de vista de la Iglesia Católica.

Pero los obispos católicos recuerdan que «solo reconocemos como válidas, lícitas y legítimas las celebraciones realizadas por los obispos, sacerdotes y diáconos debidamente ordenados, facultados y autorizados que se encuentren en plena comunión con la Iglesia Católica”.

A veces estas comunidades pseudocatólicas recurren a personas que en algún momento fueron sacerdotes o diáconos católicos pero abandonaron luego la Iglesia Católica.

Por eso, los obispos recuerdan que en la Iglesia Católica, la autorización para celebrar los sacramentos se pierde:

– por abandono voluntario del ejercicio del ministerio sacerdotal para asumir otro estilo de vida;
– por cambiar de confesión religiosa,
– o por una pena canónica temporal o definitiva impuesta por la autoridad católica correspondiente

Ante la proliferación de grupos pseudocatólicos, los obispos señalan que “la Iglesia Católica en Ecuador asume su responsabilidad únicamente de las celebraciones realizadas por los obispos, sacerdotes y diáconos autorizados, los cuales portan su credencial válidamente emitida por la entidad de la Iglesia Católica que le corresponde”.

El problema de los grupos pseudocatólicos y que dicen ser católicos, tener sus propios obispos, patriarcas, papas y jerarquías, se ha multiplicado en las últimas décadas en el mundo hispanohablante. Ya hace 10 años hacíamos un repaso aquí en ReL con una pregunta: ¿por qué desde grupos chavistas hasta cismáticos reclaman como marca la palabra ‘católicos’?

Con cara dura, una mitra y unas túnicas de colores, cualquiera puede autopresentarse como obispo.

 

ReL.

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