Han dado muerte al autor de la Vida

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

Jesucristo tenía que morir para darnos vida, Él mismo había afirmado que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, no producirá fruto (Cf. Jn 12,24). En este domingo reflexionaremos el libro de los Hechos de los Apóstoles, haciendo hincapié en tres acciones sobresalientes.

  1. RECHAZARON AL SANTO, AL JUSTO Y PIDIERON EL INDULTO DE UN ASESINO

En la Pascua, se perdonaba a alguna persona que estaba en la cárcel y la multitud se dejó embaucar por el odio de los sacerdotes y pidieron la libertad de Barrabás. Pero, los afectados por el asesino: ¿estarían de acuerdo con este indulto? La respuesta de muchos es rápida sin mirar las consecuencias: ¿Por qué quedar bien con los buenos, si nos conviene la protección de los malos? O la reflexión de otros es vaga y sin sentido: “Si por proteger el bien, me va mal; mejor me pongo de parte del mal”

Con respecto a los bautizados, en cuanto a su misión profética, que es mejor: ¿anunciar el bien o denunciar el mal? Sabemos que el mal sólo se vence a fuerza del bien (Cf. Rm 12,21). Según el principio ético de benevolencia o no maleficencia se debe primero hacer el bien y evitar el mal. Pero, los judíos: rechazaron al autor de la vida y pidieron su muerte: ¿Por qué matar a quien es la fuente de la vida? En la lógica de las causas, si matan al autor de la vida, matan toda vida. Ellos prefirieron las tinieblas a la luz, para que no descubran sus obras malas. A veces se prefiere destituir un juez justo o una institución imparcial (INE), con tal de que no sean descubiertas las arbitrariedades o injusticias del gobierno o las empresas.

 

  1. DIOS RESUCITÓ A JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS

Este hecho nos confirma que Dios no está de parte de los malos y de los injustos. Rescatar a Cristo de la muerte es un signo de la bondad y verdad que hay en Dios. Además, al final de los tiempos: el bien triunfará sobre el mal y la vida sobre la muerte; porque ni el mal ni la muerte tienen la última palabra sobre el ser humano ni sobre Jesús. La última Palabra es Cristo, es el amor de Dios, es la salvación, es la redención, es la reconciliación con Dios.  Además, el poder sobre la vida lo tiene Dios, pues «Dios es Dios de vivos no de muertos» (Mt 22,32), y da la vida a quien Él quiere (Jn 5,21).

 

  1. ARREPIÉNTANSE Y CONVIÉRTANSE, PARA QUE SE LES PERDONEN SUS PECADOS

Existe en todo momento la necesidad de volver a Dios, por lo cual, el anuncio de Cristo resucitado implica un cambio de vida. La cuaresma es un tiempo propicio para la conversión, para llegar a la Pascua con un corazón limpio y un espíritu renovado. Es preciso cambiar: pasar del pecado a la gracia y vivir de verdad una Pascua auténtica. Porque estar sujetos al pecado es vivir todavía en la Cuaresma, a lo cual hace referencia el Papa Francisco cuando dice que hay muchos católicos de cuaresma sin Pascua (Cf. EG # 6), es decir, viviendo del sufrimiento y el dolor, sin pasar a la alegría y el gozo de la vida nueva. Tener un corazón nuevo implica nuevas actitudes y pensamientos renovados: implica dejar el viejo yo, para ser hombres nuevos y mujeres nuevas.

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