“Después de la visita apostólica en Colonia, uno de los rumores que circulan es que el presidente de la [Conferencia del Episcopado Alemán] ZdK Sternberg y el diputado Kortmann están muy interesados en una cosa sobre todo: Woelki tiene que irse”.
Los Visitadores Apostólicos estuvieron en Colonia durante una semana. A quién se reunieron, qué se discutió y qué no, no se comunicó públicamente. No hubo un diálogo transparente al respecto. Sin información transparente. Eso probablemente pertenece a este sistema, por lo que es, para decirlo en el nuevo alemán, sistémicamente relevante. En consecuencia, hay rumores de que a algunas personas que «estuvieron allí» les gusta difundirse. Y como ocurre con las personas, algunas de ellas dan la señal de importancia. Fiel al lema: lo sé. Los nombres circularon y circularon. Un pícaro que piensa tantas cosas.
Los rumores también incluyen el hecho de que el presidente de ZdK y sus adjuntos, Thomas Sternberg y Karin Kortmann, están muy interesados en una cosa sobre todo después de la visita: Woelki tiene que irse. ¿Puede ser eso cierto? ¿Sería eso concebible? Después de todo, eso sería (también) una indicación de que realmente no se trata del escándalo de abuso y su procesamiento. Algunos observadores y conocedores de hechos ya lo habían indicado y dicho varias veces, casi en medio de las protestas indignadas de quienes supuestamente no querían nada más que una explicación. ¿Y ahora para aquellos que estaban tan indignados y supuestamente solo estaban interesados en llegar a un acuerdo con los grandes «capturados» o «atrapados»?
Visto a la luz, era y no debe equivocarse que el cardenal Rainer Maria Woelki haya realizado tanto trabajo en el camino que cualquier otro de sus cohermanos. Solo: Pero los demàs van por el camino de reforma autoproclamado, que se llama el Camino sinodal y es en realidad un gran camino de deformación. Porque todo lo que se requiere allí ya está disponible en otras comunidades religiosas. Ya sea ordenación de mujeres o no al celibato: No hay solución al escándalo de abusos sobre la mesa, pero en última instancia un intento disfrazado de solución para adaptar la Iglesia católica a sus propias ideas y posiblemente también para subordinar sus propias brechas de vida.
Si la preocupación se hubiera propagado honestamente, los protagonistas se encontrarían en una urgente necesidad de una explicación de por qué, en vista del escándalo de abusos, estos supuestos problemas ya han sido resueltos o ni siquiera existen, nada, pero nada en absoluto, es mejor que en la Iglesia Católica. En cualquier caso, el problema no son los que se han adherido a la doctrina sexual de la Iglesia, que muchos han despreciado y considerado polvorienta pero en realidad de gran actualidad como “teología del cuerpo”. Más bien, son aquellos que claramente no se han adherido a él.
Si, por ejemplo, un pastor, que es considerado problemático por algunos, emprende una marcha de protesta que agrada a los medios a Colonia con algunos feligreses durante el tiempo de visita y los abogados públicos informan diligentemente a más de 200 manifestantes (de dos millones de creyentes en la diócesis). como si fueran, por así decirlo, todos católicos en el arzobispado contra su arzobispado, luego se confirmó una vez más que es exclusivamente contra Woelki, porque quiere adherirse fielmente a la enseñanza de la Iglesia ya la verdad revelada.
Sí, se trata de intimidarlos como alborotadores por el camino «suicida». ¿Engaño? ¿Falsedad? ¿Abuso de abuso?
Las próximas semanas mostrarán cuánta destrucción se permite y cuánto coraje queda todavía para ser honestos y justos. Ha sido durante mucho tiempo una lucha, entre la justicia y la mentira, entre la reforma real y católica y la obvia deformación anticatólica.
Foto de archivo Martin Lohmann.
Lohmann Media
KATH.
