Gómez Palacio. Siempre es bonito oír lo que no puedes cantar: Jorge Estrada, Obispo

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Jorge Estrada Solórzano, Obispo de Gómez Palacio, abrió las puertas de su nueva residencia y de su vida a MILENIO para dejar ver su Lado B, fuera de la sotana. Hombre muy disciplinado y más bien serio, gusta de la ópera y la gastronomía. A casi un año de tomar ese nombramiento, monseñor Estrada Solórzano, habla sobre su vida en La Laguna, la iglesia y la pandemia así como los retos de la Diócesis de Gómez Palacio, como es la cristalización de los proyectos suspendidos por la cuarentena, que ya cumplió más de 100 días.

¿Si no se hubiera entregado a Dios, que le hubiera gustado ser?

Huy nunca lo he pensado, yo estudiaba música antes de entrar al seminario, y me di cuenta que no era por ahí.

¿Dónde estudió música? 

Estudié en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México.

¿Algún instrumento en especial?

Me dediqué más al canto, estudiaba para maestro de música y ahí estudiaba la flauta, el piano, el canto, la dirección coral, pero más me integre a un grupo que formó un maestro “que en paz descanse”, el maestro Enrique Jasso, un maestro muy renombrado en México, un hombre que hizo mucho por la ópera, él tenía una pequeña compañía de ópera y pues con él nos la pasábamos dando gritos.

¿Cuánto tiempo duró en la escuela de música?

Duré como siete años.

¿Algún platillo en especial? 

No pues de todo, todo lo que le copio a mis hermanas y a mi mamá. (QEPD)

¿Pero algo que le guste a usted? 

Pues me gusta preparar pastas, o comida española, un buen lechoncito.

¿Algún cantante o músico de su preferencia?

Bueno, me gusta mucho la ópera, y para mi uno de los mejores cantantes, cuando menos medio contemporáneos, pues también ya falleció, fue Pavarotti, actualmente hay un cantante mexicano muy bueno que me gusta y tengo varios discos. Se trata de Javier Camarena.

¿Ese es su tono, es tenor?

Sí, siempre es bonito oír, lo que no puedes cantar. (Risas). El Obispo confiesa su afición a la lectura.

¿Algún autor favorito?

Pues como que yo me he enfocado más a una lectura de estudio, no tanto a una lectura lúdica, a veces sí, algo de poesía, pero no tengo un autor que diga que me apasiona o me gusta mucho.

Prácticamente he leído toda la colección de Amedeo Cencini que es un profesor que se ha dedicado a la formación de muchos sacerdotes, y ha escrito mucho sobre la vida religiosa, o la formación permanente, y como esa es mi especialidad, cada que escribe algo lo leo; otro autor que seguí mucho fue Monseñor María Martini, fue arzobispo y cardenal, que escribió mucho para sus sacerdotes, entonces sus retiros, siempre son muy edificantes.

¿A qué edad se dio cuenta que quería ser sacerdote?

Me resistí muchos años, y como a los 25 años, dije ya, murió mi papá y yo ya estaba en ese discernimiento de entrar al seminario, fue un momento muy difícil para mi mamá, pero yo ya había llevado un acompañamiento y estaba decidido.

¿Qué significó para usted ser nombrado obispo de Gómez Palacio?

Primero, una sorpresa, porque uno no decide a dónde ir. Sabía que me iban a nombrar obispo de algún lugar, pero no tenía idea de dónde.

Cuando me llamó el Nuncio estaba vacante Durango, el arzobispado, dado que yo veía que era complicado y que también a los obispos compañeros míos ya los habían ubicado, entonces, todos con mayor experiencia que yo, pues digo, Durango queda en mis pensamientos, entonces quedaba Gómez Palacio y Tampico.

Yo dije pues “si no es Chana es Juana”; entonces no sé porque pensé que me iban a mandar a Tampico, yo creo que un poco lo que me movía a mí, que yo veía el mapa, y decía, Tampico está más cerquita de la Ciudad de México, tengo a mi mamá ya muy grande de 94 años, entonces dije, si me considera eso, el Nuncio me manda más cerca, y cuando me dice, te vas a Gómez Palacio, ah bueno, está bien, está más cerca, a una hora, pero en avión.

¿Cuál es el análisis que hace en su primer año al frente de la Diócesis de Gómez Palacio?

Bueno pues desde un primer momento cuando llegué a la Diócesis, me di cuenta que está bien organizada y tiene sacerdotes muy capacitados.

¿Le tocó un año complicado por la pandemia? 

Este año ha sido muy difícil porque nos enfrentamos a situaciones que nos ponen en espera por cuestiones pastorales, proyectos que no se han podido realizar como estaban previstos.

Habla sobre proyectos que se tuvieron que suspender ¿cuáles son estos

Si hay proyectos que han tenido que esperar un poco. Por ejemplo, estábamos ya en el proyecto de la construcción del seminario, yo ya había tenido reunión con un equipo de arquitectos, también con las personas que nos donaron el terreno, y ya estábamos en ese plan de motivar patronato para la construcción y bueno ese proyecto está parado.

¿Cómo lo ha tratado la Comarca Lagunera? 

Muy bien, muy contento, muy feliz, yo ya me siento en casa, bueno desde que llegué me sentí en casa, así me hicieron sentir. Lo único que me caía medio gordo era que me preguntaban ¿que qué con el calor?, y pues yo decía el calor ahí está, pues ¿qué podemos a hacer con el calor? El calor es parte de la realidad, no me molesta.

¿Cuál se ha convertido en su comida favorita en La Laguna?

Las gorditas.

Con información de Milenio/Isis Rábago

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