El cardenal Matteo Zuppi, presidente de la CEI (Comunidad Episcopal Italiana) y verdadera mano derecha del Papa Francisco en materia de diplomacia internacional, es muy activo. Después de Kiev, Moscú y Washington, ahora será el turno de Pekín. Las relaciones entre China y el Vaticano se rompieron formalmente en 1951, cuando el último Nuncio fue expulsado por los comunistas de Mao que habían tomado el poder en 1949. Desde entonces, solo ha habido una diplomacia paralela, no formal, basada en hechos y no en reglas.
El viaje a China estaba en el aire pero recién ahora se filtra desde el Vaticano la posibilidad concreta de que debe cumplirse en objetivos y sobre todo en fechas precisas. «Oficialmente» la misión diplomática tiene como objetivo el intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania. Con este fin, Moscú y Kiev ya han sido sondeados. Sin embargo, el Vaticano sabe que no será pan comido y está tratando de involucrar a las superpotencias como Estados Unidos y China para garantizar la máxima cobertura posible.
La presencia de dispositivos termonucleares en Bielorrusia es una amenaza real para el mundo entero , que exige una acción rápida y decisiva. Pero China, más allá del contingente de la guerra actual, es un juego que el Vaticano ha querido desde hace años. De hecho, existe el problema sin resolver de la comunidad católica china que ha sido oprimida desde el establecimiento del comunismo.
El problema concreto que le interesa a Oltretevere -quizás más que la guerra- es el de los nombramientos de obispos que actualmente está haciendo Pekín y Roma no ha hecho más que someterse. El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, ha acusado a menudo al papa Francisco de vender a la comunidad católica china al poder comunista.
Por Giuseppe Vatinno.
Ciudad del Vaticano.
Lunes 24 de julio de 2023.
