El San Francisco Gay Men’s Chorus difundió este vídeo el 1 de julio y lo retiró el día 7, ante la reacción suscitada por lo explícito del autodenominado «mensaje de la comunidad gay», explicitado en la letra de la canción: «Convertiremos a vuestros hijos».
(El video, con subtítulos en español, lo puedes ver aquí, gracias al padre Javier Olivera Ravasi).
El intérprete principal presenta así el tema: «Celebramos con orgullo los progresos realizados en los últimos años, pero todavía hay trabajo por hacer. Tenemos un mensaje para todos los que lucháis contra nuestra igualdad: creéis que somos pecadores, lucháis contra nuestros derechos, decís que nuestras vidas no son respetables. Pero ahora estáis asustados porque creéis que corromperemos a vuestros hijos si imponemos nuestra agenda. Lo divertido es que, por primera vez, tenéis razón».
Tras esta introducción, en la que se sataniza como intolerante a quien no esté de acuerdo con la agenda gay, empieza a repetirse el estribillo:
«Convertiremos a vuestros hijos poco a poco, de forma silenciosa y sutil, y ni te enterarás. Nos da igual que les apartes de las discotecas, les adviertas contra la ciudad de San Francisco o les vistas discretamente: convertiremos a vuestros hijos para que sean tolerantes e igualitarios».
Ése es el truco de la canción: la «conversión» que prometen es a la tolerancia; pero como antes han identificado la intolerancia con la oposición a la agenda gay, automáticamente ser tolerante implica asumir dicha agenda. Y, sobre todo, implica una voluntad adoctrinadora de los menores por parte de adultos que no son sus padres: una invasión del ámbito familiar para sustituir de forma taimada la educación que los padres dan a sus hijos por la ideología LGBT. En esto, la canción es totalmente explícita:
«Te llenará de preocupación que cambie su grupo de amigos, no aprobarás a dónde van por la noche, te irritará que encuentren cosas on line de las que querrías alejarle (como información)… Convertiremos a tus hijos, alguien les va a enseñar a no odiar, vamos a por ellos, vamos a por tus hijos».
Y luego el coro reafirma:
«La agenda gay llega a casa».
Los defensores de la canción destacan su condición satírica: la letra juega con el temor de los padres a que sus hijos sean corrompidos por la agenda gay, para mostrar que esa «corrupción» consiste solo en hacerles más justos y tolerantes. Pero lo que no ha podido ocultar ese contexto satírico es la intención del lobby LGBT (que ya está poniendo en práctica masivamente a través de las escuelas y los medios de comunicación y entretenimiento) de cambiar la mentalidad infantil «protegiéndola» del discurso de intolerancia y odio al que reducen la formación recibida en el hogar.
ReL.