Durante estos días, muchos fieles han tenido que soportar como sacerdotes de todo pelaje han generado una enorme confusión respecto a la posición de la Iglesia sobre la homosexualidad.
Como respuesta al ‘responsum’ de Doctrina de la Fe, en el que se afirmaba la obviedad de que la Iglesia no puede bendecir uniones homosexuales, la progresía eclesial entró en ebullición. A las protestas de curas y mitrados le siguió el desafío a Roma por parte de un centenar de sacerdotes que, el 10 de mayo, se dedicaron a bendecir parejas homosexuales en diversos templos de Alemania.
El inicio de junio, mes que para la Iglesia está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús pero que para el Mundo está dedicado al ‘orgullo gay’, no ha hecho sino incrementar las manifestaciones progresistas en ese sentido. Hemos visto una entrevista a un ¿sacerdote? reconocido como homosexual, manifestaciones ambiguas, testimonios de padres con hijos con atracción a personas del mismo sexo, publicaciones en las redes por parte de sacerdotes inadmisibles… y la guinda: el respaldo explícito del Papa a la labor del religioso católico más ‘LGTBQI (etc) friendly’ -al menos el más mediático-, el jesuita James Martin.
Sin embargo, no debemos quedarnos en lo negativo. Es cierto que para los fieles que siguen la Doctrina y Tradición bimilenaria de la Iglesia generan más atención precisamente aquellas manifestaciones y acciones de sus pastores que rompen con ella, pero hay una gran cantidad de sacerdotes que no están permaneciendo impasibles ante estos atropellos y ambigüedades y están reaccionando públicamente.
Lo hemos podido ver estos días en las redes sociales. Ayer os contábamos la respuesta del padre Jesús Silva, sacerdote de Madrid, pero no está sólo: tenemos a Patxi Bronchalo, de Getafe; el páter José María, de Madrid; el padre Juan Manuel Góngora, de Almería; y muchos más, seguramente.
Todos ellos han salido a defender la moral de la Iglesia frente a aquellos que están generando confusión en los fieles; y públicamente, en el ágora que son las redes sociales, donde sostener la postura católica para con la homosexualidad puede suponer un escarnio público de primera magnitud, siendo fieles al juramento de fidelidad a la Iglesia que realizaron al ordenarse.
Gracias, queridos sacerdotes.
FERNANDO BELTRÁN.
INFOVATICANA.
