A bordo del vuelo papal – Esta vez le duele la rodilla, y por primera vez el Papa Francisco se ve obligado, de mala gana, a abandonar el saludo itinerante, a bordo del avión papal, en el pasillo, para saludar y charlar unos minutos con los periodistas -uno por uno- que le acompañan.
El avión Ita lo eleva a Bahrein de una manera diseñada para fortalecer las relaciones con el Islam moderado, evitar los riesgos de un choque de civilizaciones y enfatizar el camino hacia sociedades multiculturales y pacíficas.
Desde hace nueve años, cuando viaja, el Papa Francisco siempre se toma media hora para conocer a la prensa internacional que lo acompaña. De CNN a AP, de Paris Match a Rai, de Messaggero a Le Monde., etc.
A bordo del avión que partió de Roma, también estaban periodistas de varios periódicos árabes enviados para cubrir y relatar el encuentro entre el Papa y los líderes musulmanes invitados al foro interreligioso organizado por el Rey Khalifa.
Francisco entró en la zona de los periodistas, cojeando de forma llamativa y apoyándose en su bastón, mientras anuncia al micrófono que tiene un saludo, pero de diferentes formas.
«Me duele mucho la pierna»“Les daré la bienvenida pero aquí me quedaré sentado.Hoy me duele mucho la pierna, me duele y siempre pasa al día siguiente de la fisioterapia. Me encantaría hacer el recorrido y saludarte como siempre pero esta vez serás tú quien haga el recorrido. Será una forma muy interesante: te hará pensar y te dará buenas noticias. Gracias como siempre por tu trabajo».
La salud del Papa no parece preocuparse por estar constantemente vigilada por un enfermero personal, Massimiliano Strappetti, que mientras tanto ha sido ascendido a la atención médica del Vaticano, lo siguió desde Roma.
El Papa cree que fue él quien le salvó la vida hace dos años cuando fue obligado a someterse a una operación de emergencia en Gemini.En la práctica, habría vencido a varias consultas primarias acordando directamente a Francis de que se sometiera a una operación para resolver los espasmos muy dolorosos que lo atenazaban en el abdomen.
Durante una entrevista en la Cope española, Francesco admitió: «Una enfermera me salvó la vida. Y esta es la segunda vez que sucede». La primera vez tuvo lugar en 1957 cuando una monja italiana, actuando independientemente de los médicos, decidió cambiar de vendaje. Bergoglio en ese momento era un seminarista que padecía neumonía. La terquedad de la monja fue decisiva. La primera vez tuvo lugar en 1957 cuando una monja italiana, actuando independientemente de los médicos, decidió cambiar de vendaje.Bergoglio en ese momento era un seminarista que padecía neumonía.
