Desde hace años se lanza al Papa Francisco una crítica, ahora recurrente, que proviene de diferentes sectores y que lleva, en la Iglesia, a reivindicar un «derecho a la desorientación» y el poder de ejercerlo abiertamente.
De hecho, el padre Jorge Mario Bergoglio, hoy obispo de Roma, desde su paso a Chile en 1963 -cuando tenía 27 años- siempre ha sido asociado a sus conductas fluctuantes, contradictorias y hasta desconcertantes. En Argentina es memorable una frase sobre la conducta del Pontífice impresa en numerosos libros, que dice:
Bergoglio pone la flecha para girar a la izquierda pero luego gira a la derecha o viceversa «
Y esto provoca una gran desorientación, como les ocurre a quienes conducen y van detrás de otro conductor que envía mensajes ambiguos e inconsistentes en un tráfico intenso y traicionero.
Por ejemplo, entre muchos comportamientos ambiguos y velados, e incluso enigmáticos, está la reciente parada «sorpresa» en casa de la Honorable Emma Bonino.
El hecho causó bastante desorientación y confusión, particularmente en Italia por razones obvias, porque aún no está claro qué quiso decir Francisco con la transformación de un simple gesto pastoral privado – que fue ciertamente hermoso desde la visita a un anciano y enfermo – en un estudiado pequeño escenario para las cámaras, idéntico a los demás que ha organizado: desde la óptica, hasta las plantillas ortopédicas, pasando por la tienda de discos y CD.
También se sabe que desde hace meses se habla y debate sobre los crímenes de guerra en Gaza en gobiernos e instituciones políticas de todo el mundo y se pide a juristas expertos en derecho internacional que aporten contribuciones para esclarecer la delicada cuestión del genocidio real o presunto.
Si el Papa Bergoglio hubiera querido denunciar un verdadero «genocidio» desde lo alto de su sillón, con fundamentos jurídicos severos y convincentes, podría haberlo hecho asumiendo las consecuencias de sus declaraciones y explicando sus pensamientos en un foro autorizado y no en una prensa. lanzar una editorial que venda libros. Sin embargo, si quisiera decir que no se está produciendo ningún «genocidio» en Gaza, podría hacerlo cargando con las consecuencias de sus palabras y siempre en un foro igualmente cualificado.
El Papa, sin embargo, que se dice «ingenuo» e «inteligente», ha elegido el camino ambiguo de decir pero no decir, casi como si quisiera causar perturbación y confusión. ¿Quizás quería tirar la piedra y ver cómo temblaban las aguas? ¿Quiso insinuar y sugerir? ¿O quería promocionar otro «último» libro? …
Al final, por tanto, utilizó la fórmula habitual, ahora aplicada en decenas y decenas de circunstancias: «Lo digo pero no lo digo«, «Lo digo porque me dijeron«, «Digo porque me lo dijo un sabio, un estudiante, una anciana, una monja…”.
Por eso los judíos se levantaron a coro contra las expresiones del Papa.
Además del contenido, astutamente ambiguo, el mundo judío está horrorizado por el nivel y las técnicas de comunicación con ellos sobre asuntos tan delicados. La cuestión del ‘genocidio en Gaza, sí o no’, es ante todo un asunto de la diplomacia vaticana, que salvaguarda los pensamientos y la conducta de los Papas anteriores y también salvaguarda una historia secular altamente sensible.
La mera realidad del diálogo judeo-católico habría obligado al Pontífice a tratar el asunto con delicadeza, inteligencia y respeto, dejándolo al margen de sus técnicas mediáticas, de su obsesión por épater le bourgeois, de estar en el centro de las controversias de la diplomacia todavía devastadora del Vaticano, ahora reducida a un montón de escombros.
Hoy, a muchos católicos les parece necesario y urgente declarar su desorientación y confusión y confesarla, públicamente, como un derecho incuestionable: poder hablar, sin ser llamados «retrógrados», «tradicionalistas», incluso » preconciliares», y decir abiertamente no estoy de acuerdo con muchas opiniones personales del Pontífice, algunas de las cuales dañan la imagen de la Iglesia y del ministerio petrino.
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
MIÉRCOLES 27 DE NOVIEMBREDE 2024.
MIL.
