Fecundación in vitro: ¿un procedimiento de vida o muerte?

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La industria de la fertilidad es mortal por naturaleza. Cuatro millones de niños mueren cada año mediante procedimientos de fertilización in vitro, aproximadamente cuatro veces el número de niños que mueren mediante abortos.

La denuncia proviene de la activista pro familia y escritora Katy Faust, fundadora de Them Before Us, un grupo activista dedicado a proteger el derecho de los niños a tener una madre y un padre.

En una entrevista con LifeSiteNews, Katy Faust, si bien celebra las decisiones de la administración Trump de indultar a los pro-vida encarcelados y erradicar la ideología DEI (diversidad, equidad, inclusión) y la Teoría Crítica de la Raza (CRT), critica la orden ejecutiva de Trump que amplía el acceso a la fertilización in vitro (FIV):  

“Cuando miras las cifras que podemos reunir”, explica Katy Faust, “lo que vemos es que la FIV, la gran promesa de la fertilidad, la industria de la fabricación de bebés, está victimizando a unos cuatro millones de niños cada año en términos de la violación de su derecho a la vida”.

“Considerando que Planned Parenthood, con el aborto, produce un millón de víctimas, si creemos que los niños tienen derecho a la vida desde el momento de la concepción también debemos ser muy críticos con la fertilización in vitro, que causa cuatro millones de muertes, y por eso no queremos que el gobierno federal la subsidie”.

No hay forma de saber exactamente cuántos embriones o seres humanos se matan mediante la fertilización in vitro. Sin embargo, es posible realizar un cálculo. Según los CDC , en 2021 se realizaron aproximadamente 435.000 ciclos de FIV en EE. UU., y cada ciclo produce múltiples embriones. Pero ese año sólo nacieron 98.000 niños mediante fecundación in vitro. Como resultado, millones de niños son congelados, abortados, perdidos o descartados de alguna otra manera durante los procedimientos de fertilización in vitro.

Pero ésta no es la única violencia. “Los niños –afirma también Katy Faust– tienen derecho a tener una madre y un padre”. Así, incluso los intentos de obligar a los niños a concebir ideas “modernas” de familia, como la paternidad homosexual, terminan siendo una forma de violencia contra ellos.

“No importa de cuántas maneras intentemos manipular tecnológicamente los embriones, no importa cuántas veces repitamos que el amor hace una familia, no importa lo que cinco jueces de la Corte Suprema tengan que decir sobre la definición del matrimonio, los niños son y siempre serán los mismos, necesitados de una mamá y un papá”.

Los hijos nacen de un hombre y una mujer. Necesitan a ese hombre y a esa mujer. Tienen derecho a ese hombre y a esa mujer. Y todas nuestras discusiones sobre el matrimonio y la familia o se ajustan a esta verdad incontrovertible o serán una forma de violencia contra los niños. Éstas son las únicas dos opciones”.

LSN/DUCINALTUM.

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